Una agonía sin su hija

  • Un enfermo terminal lleva 9 meses sin ver a su hija.
  • Está separado y la madre no quiere que la menor lo visite si no está acompañada por un adulto.
Manuel Gancedo con su hija en su última visita a Cantabria, en diciembre de 2006.
Manuel Gancedo con su hija en su última visita a Cantabria, en diciembre de 2006.
Manuel Gancedo con su hija en su última visita a Cantabria, en diciembre de 2006.

Manuel Gancedo, 41 años, sufre esclerosis lateral amiotrófica (ELA) desde 2003, una enfermedad que ha paralizado el 99% de su cuerpo y que sólo le permite gesticular con los párpados. Está separado de su mujer, Helena, y tienen una hija de siete años con un régimen de visitas abierto. Manuel vive en Cantabria y desde hace nueve meses no ve a la pequeña, que vive en un pueblo de la sierra de Madrid.

"A mi hijo le quedan menos de seis meses de vida y desde el 19 de diciembre de 2006 no ha vuelto a ver a la pequeña. Su ex mujer ha incumplido el régimen de visitas y después de la traqueotomía que hicieron a Manuel dijo que no quería que la niña lo viese así",  según confirmó a 20 minutos Magdalena Roji, la madre de Gancedo que se encarga día a día de sus cuidados.

"No prohíbe las visitas"

Por su parte, Ricardo Ibánez, abogado de Helena asegura que "no es cierto que mi cliente se niegue a que la niña se encuentre con su progenitor, simplemente desea que en el trayecto Madrid- Cantabría no vaya sola y que en casa de Manuel siempre este acompañada, no como en otras ocasiones, ya que la menor tiene miedo a ver morir a su padre".

"Helena no ha incumplido el régimen de visitas. La sentencia de separación recoge un acuerdo de libertad de encuentros entre padre e hija, pero siempre teniendo en cuenta los intereses de la menor", afirma el abogado.

En diversas conversaciones que el ex matrimonio ha mantenido por Internet, el único medio de comunicación de Manuel, Helena aclara al progenitor que "la niña tiene siete años y si quieres que vaya a Santander, sabes que no viaja con nadie en coche, no aguanta un viaje en tren de seis horas, por lo que solamente queda en avión, y mi hija no va a ir sola ni en tren, ni en avión, ni en barco".

Una separación amistosa

La sentencia dice que "ambos progenitores están de acuerdo en que su hija debe relacionarse con ambos, se establece en favor del padre un régimen de visitas abierto, con amplia facultad para verla y relacionarse, siempre con previo conocimiento de la madre y siempre que no se interfiera su régimen escolar y otras actividades".

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