En estos últimos días de plazo para presentar la declaración de la renta, los españoles mascullan contra Hacienda por tener que pagar el IRPF. A las rentas más altas les parece un gravamen excesivo, otros no lo pagan por no ganar lo suficiente. Sabemos que nuestro dinero sirve para financiar los servicios de bienestar común, pero rascarse el bolsillo para pagar tributos no es un ejercicio placentero para nadie.

¿Cuánto pagamos realmente en impuestos? ¿Cuál es la presión fiscal que soportamos, no solo por lo que ganamos, sino también por lo consumido? Y sobre todo, ¿quienes padecen más la tributación, los adinerados o los más humildes? Las respuestas las ha proporcionado este martes la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA), en un estudio sobre impuestos pagados por los hogares y su efecto redistributivo en el país.

Según el análisis de Fedea, los hogares españoles pagan en impuestos una media del 26,74% de su renta bruta. La mayor parte (16,74%) se paga a través de impuestos directos —IRPF, Patrimonio, Sucesiones o Donaciones— y el resto (10%) va a parar a la imposición indirecta del IVA e impuestos especiales, como los que se aplican sobre la energía, tabaco o alcohol.

El efecto de los impuestos, sin embargo, difiere según el nivel de ingresos de los españoles. El tipo medio efectivo (cociente entre impuestos pagados y renta bruta) aumenta generalmente con la renta, con una excepción: el 20% de los hogares con menores ingresos sufren un tipo medio efectivo del 28,2%, solo superado por las más altas. Una circunstancia que se debe, según Fedea, "a que el consumo es la base de los impuestos indirectos y en estos hogares excede a su renta, además de a la existencia de topes mínimos en las cotizaciones sociales".

El informe también refleja que los más ricos sufren más la imposición de tributos directos, mientras que si la renta del hogar es pequeña son los impuestos indirectos —de tributación fija para todos— los que impactan en mayor medida. "Todos los impuestos indirectos se comportan de forma regresiva", asegura Fedea en su informe.

Es decir, que los adinerados siempre preferirán una rebaja del IRPF —el tipo medio efectivo de este impuesto crece progresivamente desde el 1,5% para rentas inferiores a 11.584 euros, hasta el 25,16% de quienes ganan más de 133.721 euros— mientras que a los humildes les viene mejor que se baje el IVA, de tipo fijo —las rentas más bajas pagan un tipo  efectivo del 14,66%, que baja escalonado hasta el 4,06% abonado por quienes ingresan más—.

El caso del Impuesto de Patrimonio es curioso: las rentas más afectadas son aquellas de entre 45.000 y 62.000 euros, que sufren un tipo medio efectivo del 0,11%, un gravamen que supera incluso al aplicado a quienes ganan más que ellos.

Finalmente, el efecto de la tributación de las cotizaciones sociales a la Seguridad Social es superior en las rentas más pequeñas (8,4%) e inferior en las más altas (2,06%). Eso lo convierte en un tributo regresivo. Y el motivo es la existencia de las bases máximas y mínimas de tributación, que limitan (por arriba) una mayor cotización al ganar más y obligan (por abajo) a un pago base aunque se cobre poco.

"El sistema fiscal en su conjunto reduce la desigualdad de la renta bruta, medida por el índice de Gini, en un 2,82%, efecto que se debe, fundamentalmente, al impacto redistributivo del IRPF, que compensa la regresividad que introducen en el sistema fiscal los restantes impuestos y, en especial, el IVA", se explica en el estudio elaborado por Julio López Laborda, Carmen Marín y Jorge Onrubia, presentado este martes en la sede de la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE),

El IRPF, de hecho, contribuye a reducir un 7,47% la desigualdad de los españoles mientras que el tributo sobre el Patrimonio apenas la redujo un 0,03%. Los impuestos indirectos, sin embargo, contribuyen a aumentar la desigualdad un 4,02%; especialmente el IVA y el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (3,13%), seguido por las cotizaciones sociales y los impuestos sociales, que contribuyen un 1,07% y 0,66%, respectivamente.

Según Fedea, "la redistribución mediante impuestos es una parte muy pequeña" del efecto de las políticas monetarias del Estado. Uno de sus autores, López Laborda, apunta que la modesta capacidad redistributiva de los impuestos es conocida y culpa a los impuestos indirectos "claramente regresivos" y pagados por todos por igual.

"La mayor parte de la política redistributiva en España se lleva a cabo con las prestaciones (pensiones, ayudas a parados o becas) que reducen la desigualdad de la renta primaria de los hogares en un 30%", concluye este think-tank. Unas prestaciones que ayudan especialmente a los hogares con menos renta y que en muchos casos sobreviven gracias a una ayuda estatal, con las pensiones de viudedad.

Otro de los autores del estudio, Jorge Onrubia, ha señalado durante la presentación del informe que España no está "ni mejor ni peor que los países de la OCDE" en términos de redistribución de renta. "Pero el sistema tiene muchos agujeros y habría que  ampliar las bases imponibles", ha puntualizado Ángel de la Fuente, director ejecutivo de Fedea.

El estudio se ha realizado fusionando dos estadísticas del INE, la Encuesta de Condiciones de Vida que mide los datos de renta disponible de los hogares en 2014, y la de Presupuestos Familiares con información del gasto en bienes y servicios en 2013.