La Lonja, el símbolo del comercio de la seda en València

  • Enclavado en el barrio del Mercat se alza este icono en la arquitectura valenciana.
  • Es el mejor testimonio del esplendor que alcanzó el comercio de la seda en València.
  • Este año se celebra el 20 aniversario de la Declaración de la Lonja de la Seda en València como Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco.
  • Visualiza y descarga el PDF de la guía 'Ruta de la Seda Valencia 2016'.
Lonja de la Seda de Valencia.
Lonja de la Seda de Valencia.
AGÈNCIA VALENCIANA DE TURISME
Lonja de la Seda de Valencia.

La Lonja es el mejor testimonio del esplendor que alcanzó el comercio de la seda en València y uno de los dos pilares esenciales, junto al Colegio del Arte Mayor de la Seda, de la iniciativa València Ciudad de la Seda 2016. Este año es especialmente simbólico para el edificio y para la celebración de los actos en torno a la Ruta de la Seda en València, ya que el próximo mes de diciembre se celebrará el 20 aniversario de la Declaración de la Lonja de la Seda en València como Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco.

Un edificio espectacular concebido en el siglo XV para albergar la intensa actividad mercantil existente en la ciudad en pleno Siglo de Oro valenciano, y el comercio de este tejido. Simboliza a la perfección la pujanza y riqueza de València en la Baja Edad Media y está considerado la obra maestra de la arquitectura civil gótica europea.

Enclavado en el barrio del Mercat se alza este icono en la arquitectura valenciana encargado por els Jurats del Consejo General de la Ciudad a los mejores maestros canteros de la época, Pere Compte y Joan Ibarra, a los que se les encomendó desde este Consejo construir una Lonja «molt bella magnífica y sumptuosa, la cual fora honor e ornament daquesta insigne ciutat». Así comenzaron a hacerlo el 7 de noviembre de 1482 con la primera piedra.

El inicio de las obras fue el 5 de febrero de 1483, y Compte la finalizó en solitario –por el fallecimiento de Ibarra en 1486–, el 19 de marzo de 1498. Posteriormente, las ampliaciones fueron terminadas por Joan Corbera en 1534 y Domingo Urtiaga en 1548. Resulta imponente su presencia en el centro de la ciudad frente al Mercado Central y la Iglesia de los Santos Juanes, un entorno que atrae a turistas, historiadores y que impresiona al visitante, envolviéndole en un ambiente casi místico que traslada a épocas antiguas.

El nombre de Lonja de la Seda o Lonja de Mercaderes se debe a que en ella se formalizaban las principales transacciones comerciales entre mercaderes y comerciantes que cerraban sus acuerdos entre sus muros, sobre todo con la seda, un tejido de gran importancia y protagonismo en la ciudad de València a lo largo del siglo XV, y que llegó a su máximo esplendor en el XVIII.

Una parte de la financiación de la construcción de La Lonja fue sufragada por el Gremi de Velluters. Ocupa una superficie aproximada de 2.000 metros cuadrados y está dividida en cuatro partes: la Sala de Contractació, la Torrassa, el Pavelló del Consolat y el Pati de tarongers.

Sala de Contractació. También conocida por el Saló Columnari, su arquitectura es la más conocida, sin duda, de todo el conjunto del edificio. Ocho columnas torsas exentas que se abren en palmeras formando quince bóvedas de crucería al llegar a los 12 metros de altura. Dividen un espacio diáfano, rectangular, que envuelve con un despliegue decorativo que invade toda la estancia.

Una inscripción latina en caracteres góticos recorre el salón con un significado que otorga carácter sacro al comercio y que se traduce como: «casa famosa soy, por quince años edificada. Compatricios, probad y ved cuan bueno es el comercio que no lleva fraude en la palabra, que jura al prójimo y no le falta, que no da su dinero con usura. El mercader que vive de este modo, rebosará de riquezas y gozará por último de la vida eterna». En esta sala se instauró la Taula de Canvis, la primera institución bancaria del municipio creada en 1407.

Torrassa. Conecta los dos edificios construidos, separa la Sala de Contractació y el Pavelló del Consolat, y se sitúa en el extremo izquierdo de la fachada principal. En la planta baja se encuentra el acceso desde el interior del Saló Columnari por una puerta muy cercana a la capilla. Una escalera de caracol realizada sin eje central, con los peldaños adosados al muro, da acceso a los dos pisos superiores, prisión en la antigüedad de mercaderes en situación de quiebra.

Pavelló del Consolat. Comenzó a edificarse en 1498 por Pere Compte, continuó las obras en 1506 Joan Corbera y fue terminado en 1548 por Domingo Urtiaga. Es conocido como el Consolat del Mar, ya que albergó la institución valenciana, originaria de 1283, y conocida por ser el primer tribunal mercantil y marítimo de España. Este tribunal se ubicaba en la planta baja. El primer piso es conocido como la Cambra del Consolat del Mar y se accede a través de una escalera con acceso desde el Pati de tarongers. En su techo se encuentra, desde el año 1920, el artesonado procedente de la desaparecida Casa de la Ciutat, demolida en 1860.

Por este artesonado recibe el nombre también de Saló Daurat o Cambra Daurada. De estilo gótico, fue terminado con acento renacentista destacando sus cuarenta medallones repartidos en las diferentes fachadas que coronan la parte superior. Este elemento es el más llamativo del pabellón por su modernidad renacentista, dentro de un edificio de sobrias características góticas y con el que se finalizó la construcción de La Lonja. Agrupados por parejas, representan seres mitológicos y reales, y algunos historiadores encuentran en ellos la identidad de dioses como Perseo, Hércules o Prometeo, y reyes como Juana La Loca y Felipe el Hermoso, Maximiliano de Austria, Fernando e Isabel, Reyes Católicos, o Carlos I de España.

Pati de tarongers. Un espacio cuadrado con naranjos y arbustos en el que encontramos, en la parte central, una fuente con forma de estrella de siete puntas. Desde los bancos de piedra del antiguo Pati de tarongers, puede admirarse la majestuosidad desde el interior del edificio y acceder por la escalera de piedra al Pavelló del Consolat. Algunos detalles a destacar, a modo de curiosidad, son sus 28 gárgolas alrededor de todo el edificio, simbolizando diferentes vicios, en definitiva, el pecado.

También los cuatro escudos heráldicos de la ciudad de València se representan en las diferentes esquinas. El de la calle de la Lonja, lleva inscrita la fecha de inicio de las obras. Concebido como templo para el comercio, y empleado en esencia para la compra y venta de tejidos de seda, a lo largo de la historia ha tenido diferentes usos: almacén de trigo, cuartel militar, hospital improvisado en epidemias de cólera, sede de la Exposición del Ninot en Fallas y, tras la Guerra Civil, celebró sesiones de las Cortes.

La Lonja supuso un impulso a la industria textil valenciana que la convirtió en el centro del comercio no solo nacional, sino también europeo. A ella llegaban mercaderes y comerciantes de diferentes lugares buscando los mejores tejidos de seda del mundo elaborados en nuestra ciudad. Fue nombrada Monumento Nacional en el año 1931 y aún hoy en día no deja indiferente al que la visita y admira sus maravillas esculturales y arquitectónicas, que muestran el poder y la riqueza a la que llegó València en esta época.

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