
Es ella quien se encarga de dar la conferencia "La Segovia Romana que desconocemos". Gracias a un gran número de diapositivas, que nos muestran los recientes afloramientos de restos, nos introduce en el mundo romano y en su manera de entender el urbanismo. "El trazado de la ciudad romana no tenía nada que ver con el actual, de origen medieval" nos comenta Isabel. No sólo restos romanos han salido a la luz con motivo de obras recientes, como la instalación de la recogida subterránea de basuras.
Pueblos prerromanos como los vacceos o arévacos ya poblaban la ciudad antes de la llegada de Roma, como ha quedado comprobado. De los romanos nos han llegado muchos aljibes, lo que deja clara la importancia que la cultura itálica le daba al agua. Isabel deja claro que "para Roma el agua era vital", tanto era así que "el acueducto se convierte en vertebrador de la urbe", desplegándose ramales y conductos a partir de él, que dejan constancia de un "sistema hidráulico muy sofisticado, llegando a estar en funcionamiento el acueducto hasta el siglo XIX".
Un recorrido por los sótanos de la ciudad
Terminada la conferencia dejamos atrás el centro cultural de la Alhóndiga para, en grupo, dirigirnos hasta la calle Miguel Canto Borreguero, aledaña a la plaza de Guevara. Allí nos espera Fernando Montalvo para enseñarnos los restos romanos aparecidos con motivo de la reconstrucción que sufrió el edificio, donde tiene su negocio, hace más de una década. En lo más profundo del garaje privado nos espera una pequeña trampilla de la que sale una tenue luz. Lo que contemplamos es lo que podrían ser los restos de una calle, parte del trazado romano. Se pueden apreciar los distintas artes constructivas que aplicaba la albañilería romana, ya fuera con piedra, ladrillos, etc. Otro hallazgo, y no arqueológico sino gastronómico, es con el que nos deleita Fernando en su restaurante La Péndola. Se nos sirve un aperitivo a la usanza romana. Queso especiado, albóndigas de calamares, ternera con piñones y un vino blanco con especias y pimienta que bien vale la pena volver a degustar.
Nuestros pasos se dirigen ahora hasta la Catedral, donde el Cabildo ha accedido a enseñarnos lo que era la antigua bodega de la casa del capellán. Allí queda patente la superposición a lo largo de los siglos de diferentes construcciones y soluciones arquitectónicas que fueron dando al espacio sus distintos moradores. El sótano queda justo debajo del Archivo del Cabildo. Esta visita fue sólo un anticipo de lo que vino después.
En la calle Isabel La Católica se encuentra la hospedería La Casa Mudéjar, donde parecen mezclarse los últimos dos mil años de la historia de Segovia con una armonía que llega a asustar. Un artesonado mudéjar impresionante, restos de capiteles románicos de una antigua iglesia desaparecida, unas escaleras de piedra que a buen seguro nos conducirían a una importante domus romana, y un inmenso aljibe de origen prerromano. A medida que nos movemos de una planta a otra de la hospedería es como si retrocediéramos en el tiempo. Santiago Calvo, propietario de La Casa Mudéjar, es también un apasionado del arte y nos va contando con todo detalle cómo fueron apareciendo los distintos restos, todos con sus particularidades y su historia propia.
Finaliza la visita guiada. Salimos a la calle y nos despedimos de nuestros anfitriones, teniendo aún en la retina la imagen de una Segovia plagada de secretos y tesoros a los que apenas hemos levantado el velo.
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