Merlo e Ibarguren encarnarán a Bruno Quiroga, un concertista de piano, y a Yolanda Morcilla, una atractiva costurera. Ambos desatarán nuevos conflictos entre los vecinos; el primero, por sus continuos ensayos de piano y la segunda por su extrema franqueza.
Alba y Teodoro han trastocado las dinámicas familiares de dos de las sagas más emblemáticas de Mirador de Montepinar, pero la llegada de Bruno y de Yolanda revolucionará aún más la ya de por sí compleja convivencia vecinal.
Entretanto, los vecinos del inmueble realizan un insólito descubrimiento: la construcción de Chinovegas, un ambicioso plan urbanístico al que ha dado el visto bueno el Ayuntamiento y que implicaría el traslado del cementerio municipal al solar situado frente a Mirador de Montepinar.
Por otra parte, Judith comienza a tratar a un nuevo paciente: Bruno Quiroga (Luis Merlo), un virtuoso, inseguro e hipocondríaco pianista que desarrollará un claro síndrome de dependencia hacia la terapeuta.
Además, Yolanda Morcillo (Miren Ibarguren), la dueña de una retoucherie que se cree la Coco Chanel del barrio, iniciará un rápido noviazgo con Amador, con el que convivirá en el 2ºB junto a Alba y Teodoro.
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