Con esta reducción, que será de aproximadamente un 8 por ciento en la mayoría de recibos, el Ayuntamiento espera conseguir en 2017 el nivel de presión fiscal de los años 2008,2009 o 2010, según los casos.
"La medida tendrá un impacto claramente positivo para los ciudadanos", ha apuntado el concejal de Hacienda, Jordi Tutzó.
En esta línea, ha recalcado que la rebaja de los valores catastrales, y en consecuencia del recibo del IBI, se enmarca en la labor iniciada durante el segundo semestre de 2015 por el actual equipo de gobierno, que comportó la confección de un Plan Económico Financiero, condicionado por el incumplimiento de la regla de gasto que reflejaba un desvío de 1,8 millones de euros y ponía en un compromiso el equilibrio presupuestario.
Por otro lado Tutzó, ha subrayado que las dificultades para mantener la deuda financiera del Ayuntamiento, actualmente de alrededor del 38 por ciento, dificultan el objetivo de conseguir el equilibrio en las cuentas.
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