En este caso, el fuego se inició el 20 de julio de 2015 y hubo grandes dificultades para lograr su completa extinción, que se prolongó durante semanas. Así, los neumáticos ardieron durante un total de 22 días hasta que las llamas pudieron ser extinguidas.
Durante gran parte de esos días en los que se prolongó el incendio, las llamas emitieron a la atmósfera una nube tóxica de intenso humo negro, que llegó incluso a recluir a los vecinos de los municipios de los alrededores dentro de sus domicilios.
Según Ecologistas en Acción, se quemaron al menos 12.000 toneladas de neumáticos usados que emitieron a la atmósfera, suelo y agua, toneladas de peligrosos contaminantes, como dioxinas, hidrocarburos aromáticos policíclicos y metales pesados, algunos de ellos potencialmente cancerígenos, que han podido afectar, en el presente, y en el futuro, al medio ambiente y a las personas.
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