De acuerdo con este estudio, la tasa de actividad emprendedora -que mide iniciativas emprendedoras con menos de tres años de vida- volvió a ocupar en la región el puesto que ya ostentó en 2008, cuando inició una tendencia a la baja que llevó a este indicador al décimo séptimo puesto tres ejercicios consecutivos, de 2011 a 2013.
Un año después, en 2014, la Comunidad Autónoma ascendió a la novena posición en función de la actividad emprendedora, para colocarse el año pasado en el tercer cajón del podio, justo por delante de Madrid y Cataluña, con una TAE del 6,52 y 6,42%, respectivamente.
Dos comunidades vecinas de Cantabria, Asturias y País Vasco, cerraron el ejercicio 2015 la tabla de actividad emprendedora, con un 3,52% y un 3,35%, junto con la ciudad autónoma de Ceuta, con el 2,23%.
Según el Informe de 2015, elaborado por la Red GEM España con el apoyo del CISE, Banco Santander -a través de Santander Universidades- y la Fundación Rafael del Pino, nuestro país continúa el incremento que inició en 2014, del 5,4% hasta el 5,7% en actividad emprendedora.
Esto permite percibir lentamente una mejora en las oportunidades para iniciar un negocio e indica además que más de la mitad de la población considera que emprender es una buena opción profesional.
Desde 2011, los niveles del TEA nacional han oscilado entre el 5,1% y 5,8%, lo que implica cierta estabilidad en la capacidad de emprender pese a las adversas condiciones del entorno, subraya el informe.
No obstante, estos porcentajes son inferiores a los de antes de la crisis, entre 2006 y 2008, cuando el TEA llegó a superar el 7%. Esto hace que España permanezca por debajo de la media de los países impulsados por la innovación -8,5%- pero por encima de otros como Italia o Alemania.
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