Cerrar ventanas y persianas durante el día y abrirlas para que haya ventilación durante la noche son las sencillas medidas que, sin ningún coste económico, pueden contribuir al ahorro de más de un 50 por ciento de la energía convencional que se consume en la calefacción de las viviendas.
Así lo afirmó hoy a Efe la jefa de la Unidad de Eficiencia Energética de la Edificación del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT), Rosario Heras, que se encuentra en Granada con motivo de la celebración, de la XXXI Reunión Bienal de la Real Sociedad Española de Física.
Heras destacó la necesidad de un cambio en la mentalidad de la ciudadanía, que "aún" desconoce cómo aprovechar al máximo las condiciones que ofrece su vivienda para el ahorro de energía.
Este desconocimiento lleva al despilfarro energético que, según Heras, "es la gran paradoja de España", donde el 80 por ciento de la potencia consumida proviene del exterior, mientras que se desperdicia la energía "gratuita" que ofrece la naturaleza, como la solar o la eólica.
La eficiencia energética en los edificios es el objetivo del trabajo de esta física, quien apuntó que el reto pasa por aumentar el confort en los hogares sin despilfarrar, y todo ello "utilizando el sentido común".
"No es extraño ir al cine o al lugar de trabajo con una chaqueta porque el aire acondicionado está por debajo de los 24 grados", explicó la experta del CIEMAT.
Al respecto subrayó que el nivel de confort térmico en el interior de las casas se sitúa en invierno entre 20 y 22 grados y en verano entre 24 y 26, por lo que toda utilización de calefacciones o aire acondicionado que se salga de estos niveles supone un derroche de energía "injustificado".
Arquitectura bioclimática
Todo ello se encuadra en lo que se denomina energía solar pasiva o arquitectura bioclimática, que estudia cómo conseguir ese aprovechamiento racional de la energía, teniendo en cuenta la orientación y materiales de la casa, los elementos que la rodean y el clima de la zona donde se sitúe.
Al contrario de lo que se pueda pensar, dijo a Efe la física, la instalación de energía renovable en la vivienda "no supone un gran coste económico" si se tiene en cuenta que es una inversión que a largo plazo se amortizará frente a las convencionales que cada mes generan un gasto importante y no suponen un ahorro energético.
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