El Museo de Arte Moderno de San Francisco se reinaugura ampliado después de tres años de cierre

  • La pinacoteca reabre con un anexo de diez pisos que triplica el espacio expositivo en uno de los barrios más caros y excluyentes de los EE UU.
  • El coste de la ampliacion ha sido cubierto con holgura gracias a 1.200 donantes, entre ellos el Bank of America y Cadillac, que han aportado 610 millones.
  • Las grandes novedades artísticas son la colección privada de 1.100 obras de arte donadas por la familia Fischer, fundadora y dueña de la cadena de ropa Gap.
Vista nocturna de la expansión del SFMOMA
Vista nocturna de la expansión del SFMOMA
Photo © Iwan Baan, courtesy SFMOMA
Vista nocturna de la expansión del SFMOMA

El Museo de Arte Moderno de San Francisco (SFMOMA en las siglas inglesas) tenía un grave problema estratégico: está ubicado en una de las zonas más prósperas y con mayor riqueza de los EE UU —la cercanía de Silicon Valley y las megaempresas del 2.0 tienen la culpa: también de que el área se haya convertido en la más cara del país en vivienda y una de las más desiguales socialmente—, pero era una pinacoteca pequeña, con fondos propios exiguos (33.000 objetos de arte) y escasos visitantes (ni siquiera figura entre los cien más concurridos del mundo).

Todo va a cambiar a partir de ahora, proclaman desde el centro, que inagura su ampliación el 14 de mayo después de tres años de cierre que aprovecharon para construir un ala nueva que triplica la superficie del local con 22.000 metros adicionales. La ampliación está situada tras el edificio original, abierto en 1995, en el centro financiero y administrativo de la ciudad. La jornada será de puertas abiertas y el museo presenta varias exposiciones de obras que han sido donadas o cedidas durante el parón.

'Proactivo'

Realizada por el estudio de arquitectura noruego Snøhetta, especializado en líneas precisas y diseño orgánico y sostenible —tienen en su currículo la nueva Biblioteca de Alejandría y la Ópera de Oslo, la ampliación del museo, permitirá, dicen los autores del proyecto, eliminar la idea de "santuario que encierra objetos artísticos" y se compromete con la ciudad "de una manera proactiva". El nuevo SFMOMA, añaden, está pensado para que cumpla los objetivos de un museo moderno: "ser un centro de acogida para la educación artística y un espacio público importante".

Integrado en la parte trasera del edificio original, diseñado por el italiano Mario Botta, el anexo tiene una decena de alturas y una fachada blanca con relieves, montada con más de 700 paneles de polímeros de fibra de vidrio. La idea de los arquitectos es que la forma exterior cambie y tenga vida según cómo incida la luz. Es también un guiño a la cualidad marina de la ciudad, situada en una península rodeada por el una amplia bahía formada por el océano Pacífico.

'Somos transparentes'

La presencia dominante del vidrio y los cristales de silicato extraídos del cercano condado californiano de Monterey, según el director del museo, Neal Benezra, contiene un mensaje. "Quiere decir que queremos que nos visiten, que somos transparentes y que el acceso es gratuito en la planta baja", dice el responsable de la pinacoteca, que ocupa el cargo desde 2002 y se ha encargado de gestionar la ampliación, cuantificada en 250 millones de euros.

Aunque los responsables del SFMOMA quieren eludir cualquier acusación de elitismo o exclusivismo social —sobre todo porque el museo está situado en un barrio que forma parte de la primera línea de batalla de la galopante gentrificación de la ciudad: el precio medio de alquiler de un apartamento de una sola estancia en la zona es de más de 5.500 euros—, el tarifaje apunta en sentido contrario: las entradas para adultos costarán 25 euros; para mayores de 65 años, 22, y para jóvenes de 19 a 24, 19; los menores de 18 entrarán gratis —el tique tipo del MoMA de Nueva York cuesta lo mismo, 25 euros, pero la comparación entre las superficies y la calidad de las colecciones de ambas instituciones no resiste el análisis—.

'Vistas incomprabales'

El nuevo anexo tiene una estructura de terrazas adyacentes a muchas de las galerías. En estos espacios se presentarán esculturas al aire libre y los visitantes podrán gozar, como no se olvidan de añadir los gestores, de "vistas incomparables de San Francisco". La terraza del nuevo tercer piso tiene la pared-vegetal que, aseguran, es la de mayor superficie de los EE UU, con más de más de 19.000 plantas de 21 especies nativas.

El museo de San Francisco, que no oculta su afán por entrar en la primera división de los espacios artísticos estadounidenses, ha aplicado una intensa campaña de recaudación de dinero privado durante el cierre temporal —que aprovecharon para desarrollar una estrategia de mercadotecnia de prestar obras a poderosísimas empresas de internet—. Según afirman han conseguido el "hito" de recaudar más de 610 millones de dólares de más de 1.200 donantes —enaltecen como "patrocinadores principales" al Bank of America y la empresa de coches de lujo Cadillac—, incluyendo en la cifra el coste de las obras de ampliación, 245 millones para dotación y 60 millones más para garantizar las operaciones durante los próximos tres años.

La 'colección Gap'

De las obras nuevas que el museo desvelará en la reinauguración destaca la colección de Donald y Doris Fischer, ávidos coleccionistas de arte gracias a la solidez de su empresa, la cadena de ropa Gap, con sede general en San Francisco, y una fortuna familiar de unos 3.300 millones de euros. Tras evaluar la posibilidad de montar un museo privado, el empresario, que murió en 2009 y era un activo militante del Partido Republicano, decidió ceder durante cien años al SFMOMA la colección, compuesta por 1.100 piezas de 85 artistas.

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