Sería difícil encontrar a alguien que nunca la haya oído, porque es una de las obras musicales más interpretadas y reproducidas del mundo y ahora, quizá, lo sea más. El Bolero de Ravel ha llegado al fin de sus derechos de autor según la ley francesa, que establece un período de 70 años, pasados los cuales una obra pasa a dominio público.

Sin embargo, a ese plazo se le suman ocho años por las dos guerras mundiales, en las que todo quedó suspendido. Pero además, en el caso del Bolero, del que Maurice Ravel siempre renegó por considerarlo simple, la cosa se complicaba, pues tras la muerte del compositor los derechos pasaron a su hermano y al fallecer éste se los disputaron sus empleados personales.

En cualquier caso, ahora, esta obra de 17 minutos, uno de los más famosos crescendos jamás compuestos, puede ser interpretada sin tapujos, algo que por otra parte ya ocurre, pues la Sociedad francesa de autores, compositores y editores de música (Sacem) calcula que se intepreta en algún lugar del mundo cada diez minutos.

Ravel compuso su Bolero en 1928, a raíz de un encargo personal de la bailarina rusa Ida Lvovna Rubinstein y la estrenó el 22 de noviembre de ese año en la ópera de París.

El diario francés Libération calcula que desde 1960 la música de Ravel ha generado entre 400 y 500 millones de euros, de los cuales cerca de cincuenta millones proceden sólo del bolero.