Los hábitos de los jóvenes aceleran su pérdida de oído

Los veinteañeros perciben diez decibelios menos que sus padres.Los culpables, el volumen de las discotecas y de los auriculares portátiles
Los jóvenes fuerzan el oído en los locales de ocio.
Los jóvenes fuerzan el oído en los locales de ocio.
Sergio González
Los jóvenes fuerzan el oído en los locales de ocio.
El ritmo de vida de los jóvenes, especialmente su ocio, provoca que los veinteañeros pierdan oído 20 años antes que sus padres.

Acudir asiduamente a discotecas o llevar los auriculares de música a un volumen tan alto como para que lo oiga otra persona, puede reducir hasta en diez decibelios la capacidad acústica. Una conversación suele tener entre 30 y 40 decibelios. De hecho, la mayoría de los jóvenes que acuden a las consultas del otorrino son pinchadiscos y camareros «que por su profesión tienen pérdidas de oído prematuras», según Javier Olarieta, médico del hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares.

Por su parte, desde la Asociación de Bares de Copas, su presidente, José Luis Salazar, asegura que «los locales tienen limitadores de ruido de hasta 90 decibelios».

Miguel Ángel González, del Hospital Carlos Haya de Málaga, califica estos datos son alarmantes. «En 1980 los pacientes que entraban en la consulta con problemas de audición tenían 60 años, mientras que ahora rondan los 40». No obstante, y pese a que Madrid es una de las ciudades más ruidosas de Europa, algunos otorrinos de la capital, como Bartolomé Scola, jefe de otorrinolaringología del hospital Gregorio Marañón, aseguran que «el comienzo de pérdida auditiva no se produce antes que en otras generaciones».

Daños colaterales

A parte del deterioro auditivo, los expertos señalan otras consecuencias. «El ruido de un atasco o de las obras nos altera el estado de ánimo», explica Javier Gavilán, del hospital de La Paz. El bullicio de ciertas zonas de la capital provoca ansiedad que, según Olarieta, «sumado al estrés de horarios, puede producir insomnio y se tolera de forma irregular».

Además del ruido y el envejecimiento del oído, la hipertensión, la diabetes, el submarinismo y la caza, son causas de principios de sordera.

¿Cómo detectar que se oye poco?

Normalmente el paciente no es consciente de que oye menos de lo normal y es su entorno el que lo detecta. Algunos de los síntomas para descubrir si alguien no oye bien son subir el volumen de la televisión más de lo normal y no seguir el hilo de una conversación.

Prevenir mejor que curar

Los médicos aconsejan prevenir la sordera porque «todo lo que se pierde, no se recupera». Sin embargo, las prótesis auditivas mejoran mucho la calidad de vida. La Seguridad Social sólo la cubre para los niños. Su precio oscila entre los 600 y los 3.000 euros.

Prohibido el bastoncillo

Un utensilio que hay que desterrar es el bastoncillo. Está comprobado que no limpia la cera sino que la mete más para dentro. Además, puede provocar lesiones en el conducto del oído. Lo mejor para no tener infecciones es evitar la humedad y limpiarse con una toalla.

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