Estudian en la US la regulación molecular de una bacteria como alternativa a fertilizantes nitrogenados

  • Aplicar medidas alternativas al uso de fertilizantes nitrogenados convencionales en agricultura es uno de los objetivos en el que trabajan investigadores de todo el mundo. En este reto, un grupo multidisciplinar de la Universidad de Sevilla (US) trabaja con una bacteria -la estirpe CIAT 899 de 'Rhizobium Tropici'- que es capaz de interaccionar con distintas leguminosas como las judías para fijar nitrógeno atmosférico que incorporan a las plantas, al tiempo que la bacteria obtiene nutrientes para su crecimiento y superviviencia.

La fijación biológica de nitrógeno se produce en unas estructuras formadas en las raíces de las plantas leguminosas, denominadas nódulos, donde se localiza las bacterias. Esta relación de simbiosis, en las que ambos organismos obtienen beneficios, es especialmente interesante en tanto que se produce de manera natural y disminuye los efectos adversos que generan los fertilizantes químicos nitrogenados.

Para que se produzca esta simbiosis se requiere un 'diálogo molecular' entre la bacteria y la planta. En esta comunicación, las raíces de la planta leguminosa secretan sustancias del tipo de los flavonoides que son detectadas por la bacteria que a su vez sintetiza y excreta unas moléculas, denominadas 'factores de nodulación', que interaccionan con la raíces de la leguminosa hospedadora y que son esenciales para la formación de los nódulos.

"Los resultados obtenidos de la regulación de las moléculas de señalización sintetizadas por CIAT 899 demuestran que esta bacteria es capaz de sintetizar factores de nodulación no solo en presencia de los flavonoides secretados por la raíces de la leguminosa, concretamente la judía, sino también cuando la bacteria crece en condiciones de estrés osmótico, como puede ser el estrés salino", explica el profesor de la Hispalense Francisco Javier Ollero.

Dice que "estos estudios son muy interesantes desde el punto de vista biológico porque analizamos las señales de comunicación que ponen en contacto a un organismo superior (la planta) con otro inferior (las bacterias) con el objetivo de obtener un beneficio mutuo". Con la investigación, este "beneficio" puede ser aplicado en la agricultura con la consiguiente rentabilidad, tanto económica como medio ambiental, para el agricultor y la sociedad en general, enfatiza este investigador.

En la actualidad más de 500 millones de personas consumen esta legumbre (la judía, alubia, poroto o frijol) en el mundo. En países como Brasil se utilizan inoculantes basados en los rizobios (biofertilizantes) para inocular los más de cinco millones de hectáreas dedicadas a su cultivo, como los más de 30 millones de hectáreas dedicadas al cultivo de la soja, leguminosa grano muy importante para el consumo humano y animal.

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