Emprende en verde: caña de azúcar y almidón, alternativas naturales para fabricar plásticos

  • Los bioplásticos pueden ser una realidad en los próximos dos años.
  • En el proyecto Dibbiopack han participado 19 socios de diez países de la UE.
  • El objetivo es fabricar los envases biobasados, compostables y biodegradables.
Los alimentos y los envases del futuro
Los alimentos y los envases del futuro
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Los alimentos y los envases del futuro

Los bioplásticos, que crecen un 20% anual en la Unión Europea, representan una alternativa viable a los derivados del petróleo y pueden ser una realidad en los próximos dos años. Por ello apuesta Dibbiopack, un proyecto financiado por la Comisión Europea y coordinado por el Centro Tecnológico Aittip de Zaragoza. El objetivo es fabricar los envases destinados al sector alimentario, cosmético y farmacéutico de material bioplástico con tres características: biobasados, compostables y biodegradables.

Según su coordinador, Víctor Peinado, la gestión de los desechos plásticos es un problema a escala mundial, ya que “el 40% de los envases mundiales están elaborados con plástico“. El 73% del proyecto ha sido financiado por la Comisión Europea, con la aportación total de 5.702.632 euros.

Los desechos orgánicos resultantes de los envases, la caña de azúcar o el almidón, son materias primas naturales para elaborar bioplásticos “frente a los impactos de los plásticos derivados del petróleo”, explica. El especialista distingue tres propiedades de estos envases: biodegradables –con final de su vida útil–; biobasado –con origen natural–; y el proceso de compostaje para “cerrar el ciclo vital de los recursos”.

Los envases “inteligentes” consiguen una mayor conservación del producto e informa al consumidor sobre el estado de preservación del contenido, además de contener dispositivos inteligentes antimicrobianos, añade. Además, Peinado, detalla que las bandejas elaboradas a partir del bioplástico tienen detectores de oxígeno que cambian “de transparente a un color azul” para informar de la presencia del oxígeno “cuando no debería aparecer”.

El respeto por el medio ambiente, el uso de materiales procedentes de fuentes renovables, la apuesta por la economía circular, la disminución del consumo de energía y el desarrollo de procesos de fabricación “más eficientes”, son algunas de las claves de este proyecto con prototipos de bandejas, tarros y otros envases. En el proyecto, que arrancó en 2012 y acaba este mes, han participado 19 socios de diez países y está liderado por el Centro Tecnológico Aitiip de Zaragoza.

El sector de los bioplásticos aumenta más de un 20% al año y supone grandes beneficios para los sectores sociales, ambientales e industriales. Además, según el portavoz de la Comisión Europea en España, Dimitri Barua, de este modo se avanza en “la reducción del uso y producción de envases a partir del petróleo”.

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