La portavoz adjunta de Participa Sevilla en el Ayuntamiento hispalense, Cristina Honorato, ha instado al desarrollo de un estudio "serio" sobre la pobreza infantil, tras mostrar su preocupación porque haya menores que lo necesiten y queden fuera del programa de garantía alimentaria que desarrollará el Consistorio.

En este sentido, Honorato ha indicado a Europa Press que el año pasado hubo poco tiempo para poner en marcha estos programas sociales de verano anunciados por el Consistorio este jueves y para el desarrollo del plan de iniciativa alimentaria, por lo que se apostaba por que en 2016 el desarrollo fuera más completo.

Sin embargo, advierte de que se continúa sin tener un estudio sobre la realidad económica de Sevilla, "más allá de que el INE plasmara que Sevilla tienen los dos barrios más pobres de España", por lo que ha mostrado su preocupación por no contar con datos detallados. ¿Cómo sabemos los niños que necesitan ese soporte alimenticio?", se pregunta y, aunque valora la ampliación de la edad hasta los 16 años, recuerda que la información se saca de las Unidades de Trabajo Social (UTS), "pero a veces hay muchas que no están registradas".

Igualmente, ha mostrado su preocupación por la situación de "precariedad" de los trabajadores de las escuelas de verano y de los catering, por lo que asegura que su grupo estará "vigilante". "En otros años ése ha sido el modus operandi y son muchas horas y están mal pagados", agrega, planteando analizar el modelo en otras zonas, donde hay experiencias que salen de la propia comunidad educativa, "más de las empresas que se centran en el criterio economicista".

Honorato apuesta por abordar este asunto "detalladamente" con el delegado de Bienestar Social, Juan Manuel Flores, insistiendo en la realización del informe y en el desarrollo de una mesa para abordar "esa situación de pobreza y la falta de recursos porque el presupuesto el limitado". "A las familias siguen sin llegar esas ayudas", recalca.

La concejal de Participa, de otro lado, ha compartido la filosofía de que los niños coman en sus hogares gracias a los caterings para "normalizar las comidas porque si no parecen imágenes de otras épocas, que tendrían que desaparecer".