El martes, el equipo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR o UNHCR, por sus siglas en inglés) enrevistó a los supervivientes de lo que podría ser una de las peores tragedias relacionadas con la inmigración en los últimos 12 meses.

De confirmarse, unos 500 inmigrantes habrían perdido la vida en el naufragio de una embarcación de gran tamaño, que se hundió a mediados de la semana pasada en una localización aún desconocida del Mediterráneo, situada entre las costas libia e italiana.

Los 41 supervivientes rescatados (37 hombres, tres mujeres y un niño de tres años) fueron encontrados por un barco de mercancías y trasladados a Kamalta, en la península griega, el pasado sábado 16 de abril.

Los inmigrantes, de diversas nacionalidades (32 somalíes, 11 etíopes, seis egiptos y un sudanés) procedían de un grupo de entre 100 y 200 personas, que abandonaron una localidad cerca de Tobruk, en Libia, durante la semana pasada, en un barco de unos 30 metros.

Después de navegar durante horas, los contrabandistas al cargo del barco comenzaron a transferir a los pasajeros a una embarcación más grande, que ya portaba a cientos de personas en condiciones infrahumanas y que, debido al peso, volcó y se hundió.

Los 41 supervivientes incluyen a inmigrantes que habían embarcado en el segundo navío, además de algunos que consiguieron nadar de vuelta a su embarcación de origen.

Según su testimonio, habrían estado a la deriva durante tres días antes de ser rescatados el sábado y transportados a Kamalta, donde están siendo acogidos de manera temporal por las autoridades griegas mientras continúa la investigación policial.

Mientras, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas Para los Refugiados continúa pidiendo asilo y ayuda humanitaria y al traslado a distintos países europeos, lo que según fuentes de la organización ayudaría a reducir la demanda de viajes ilegales potencialmente peligrosos.