Ginger Maxville es una conductora de un autobús escolar en Mannford, Oklahoma (Estados Unidos). La pasada semana se convirtió en una heroína local al salvarle la vida a un niño de cinco años que se atragantó al tragarse una moneda. Su hazaña fue recogida por la cámara de seguridad del vehículo.
Fue la hermana del pequeño la que dio la alarma, al ver que el chico empezaba a ponerse rojo. Ginger vio la escena por el espejo y detuvo el bus en un lugar seguro. Inmediantamente después, se fue hasta donde estaba el pequeño, lo sacó al pasillo y allí le realizó la maniobra de Heimlich.
A la tercera embestida, el niño escupió una moneda: "La vi rodar y supe que estaba fuera". Ginger no se considera una heroína, aunque admite que es la primera vez en 17 años de profesión que tiene que poner en práctica sus conocimientos en primeros auxilios.
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