¿Todos tenemos la llave de nuestra propia felicidad?

Sí! Ya nos lo enseñó Epicteto, el filósofo del siglo I, quien aún siendo esclavo, decidió ser feliz. Él ya dijo: "No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede". Se dio cuenta de que es nuestro diálogo interior lo que nos hace fuertes o débiles.

¿Lo que nos decimos a nosotros mismos?

Exacto. Cuando la gente dice: "Pepe me pone de los nervios", yo siempre replico: "Eso no puede ser. Lo que sucede es que Pepe hace algo y luego tú te dices: '¡Eso es intolerable!' Y ahora te pones de los nervios". El diálogo interno: siempre es eso.

Pero es normal que las desgracias nos afecten...

Claro, pero la fortaleza está en que te afecten lo menos posible. Fíjate en Stephen Hawking, el científico en silla de ruedas. No puede moverse ni hablar desde hace más de 40 años y, sin embargo, se ha convertido en uno de los mejores científicos y, sobre todo, en una persona muy feliz. A él lo suyo le afecta poco.

¿Este libro es un complemento a sus dos anteriores? ¿Va más allá de ellos?

Todos los libros que he publicado son manuales de auto-terapia. Con ellos -y bastante trabajo- , todo el mundo puede convertirse en alguien muy fuerte a nivel emocional. Ser feliz en Alaska pretende llegar incluso más lejos. Dejar muy atrás la neurosis para convertirse en alguien excepcional.

¿Qué aporta la psicología cognitiva? ¿Es cierto que tiene puntos en común con el budismo?

La psicología cognitiva tiene grandes puntos en común con el budismo, con Gandhi, el cristianismo, los filósofos griegos y la ciencia mental más moderna. Recogemos todo aquello que se demuestra muy efectivo para producir cambios potentes en nuestra manera de pensar y sentir.

Usted ha dicho a veces que su terapia es un lavado de cerebro. Suena feo...

Pero es que para cambiar el chip mental hace falta mucha fuerza. Se trata de un auto-lavado de cerebro benéfico para dejar de ser celoso, depresivo, cascarrabias, etc. Requiere, como mínimo, de una hora de ejercicios al día pero vale la pena porque te libera.

¿Cree que la psicología cognitiva es la escuela más eficaz?

No lo digo yo, sino 2.000 estudios publicados en revistas científicas.

¿Son aún pocos los terapeutas que la practican en España (esta corriente) o está en auge?

La psicología cognitiva es la escuela de psicología más enseñada en las universidades de todo el mundo y existen muchos psicólogos que la practican. Y no por casualidad son los más exitosos.

¿Puede uno convertirse en su propio psicólogo?

Sí. Yo siempre lo digo y esto tiene enfadados a mis colegas psicólogos. Pero pretender ser la única llave para el crecimiento personal es absurdo.

¿Sus libros se pueden considerar sesiones al estilo de sus teleconferencias?

La psicología cognitiva o racional no tiene secretos. Se trata de adquirir unos principios filosóficos básicos en profundidad. Creértelos hasta la médula. En mis conferencias o en mi sección de psicología de TVE, explico esos principios. También en mis libros, pero en ellos tengo más espacio para explicarlos mejor.

¿Usted se ha aplicado sus métodos?

Llevo quince años haciéndolo y no dejo de sorprenderme de los cambios. Por ejemplo, yo tenía miedo a hablar en público y ahora disfruto a tope de mis conferencias, a veces delante de más de mil personas. Me saqué ese miedo de encima de raíz pensando correctamente acerca de ello.

¿Qué ha aprendido de sus pacientes?

Que todos los miedos y neuras son humo. Cuando das con la llave para abrir esas prisiones, de repente, se desvanecen. He visto a depresivos de larga duración despejar su mente de golpe para empezar a vivir la vida a tope. Esos cambios tan rápidos y radicales me sorprenden hasta a mí.

¿Cómo se convence en un primer momento a una persona con depresión, ansiedad o baja autoestima de que se puede ser feliz?

Para empezar, hay que enseñarle cómo se está deprimiendo a sí mismo: con qué diálogo interno. Porque nunca vemos cómo nos machacamos... Cuando la persona comprende el funcionamiento de su neurosis, tiene como una revelación y sonríe por primera vez en mucho tiempo. Ya no es presa de su mente.

Usted dice en su libro que lo peor para la salud mental son las exigencias.

¡Sí! Las personas nos volvemos locos con tres tipos de súper-exigencias: "¡DEBO hacerlo todo bien!"; "¡TODO el mundo DEBE tratarme bien TODO el tiempo!" y "Las cosas DEBEN siempre funcionar correctamente". La gente fuerte, por el contrario, tiene una mente de "preferencias". Se dicen: "Preferiría hacer las cosas bien, pero no va suceder siempre y no pasa nada...", etc.

Pero un poco de auto-exigencia va bien...

No. La palabra "exigencia" ya denota "presión", "machaque"... Y eso lleva al cabreo y al bloqueo. Paradójicamente, cuanto menos te exiges, mejor te salen las cosas.

¿Y el esfuerzo donde queda?

El esfuerzo mola mucho, pero sin darse latigazos, sin ponerse contra la espada y la pared. La fuerza del disfrute es mucho más poderosa que la fuerza de la obligación. La gente más eficaz no está preocupada, sino que se divierte con sus temas.

¿En la sociedad actual, hemos perdido el hábito de la meditación y del silencio? ¿El ritmo de vida ajetreado que llevamos es enemigo de nuestro equilibrio personal y de nuestro autoconocimiento emocional?

Claro, imagina que vas a la sabana africana y ves a los leones y las cebras al doble de velocidad de la normal... ¡pensarías que están enfermos! Así lo estamos nosotros. Es fundamental calmar la mente a través de no pretender ser tan excelente: querer ser menos.

¿Esta aceleración nace en la mente?

Sí, porque lo que nos acelera es meternos en un universo de súper-exigencia: si no soy extrovertido, tengo estudios, una casa bonita, estoy en forma, sé idiomas, ha viajado, tengo muchos amigos, una vida emocionare, pareja, estoy delgado... y mil cosas más: ¡Soy un fracaso de la peor especie! ¡Un gusano asqueroso!

¿Esa es la mente del mono loco?

Exacto. En círculos budistas se dice que la mente neurótica es como un mono loco: va de rama en rama sin parar en todo el día y noche. ¿Por qué lo hace? Porque va buscando constantemente la mejor rama: con mejores vistas, más frutos, más sol... ¡Basta! No seremos felices hasta que dejemos de exigirnos.

¿El exceso de trabajo es enemigo de la felicidad? ¿Y la falta de él?

Ni una cosa ni la otra. El verdadero enemigo de la felicidad es la "obligación". Yo ya no hago nada por obligación: no voy a bodas ni a las comidas de Navidad si no tengo muchas ganas. Hay gente que cree que DEBE trabajar y eso es una estúpida neurosis. Mientras puedas conseguir la comida y la bebida del día ya puedes ser mega feliz.

Pero usted tiene un trabajo muy intenso.

Pero para mí el trabajo es una forma de ocio. He aprendido a disfrutarlo a lo grande. Y por supuesto que podría estar sin hacer nada para el resto de mi vida: haría cosas artísticas, ayudaría a los demás, etc. Pero por ahora estoy en esto de la psicología, pero sólo mientras me lo pase tan bien.

¿Sería usted feliz en Alaska?

Me he convencido a mí mismo que podría ser feliz en cualquier lugar y situación. En la cárcel también. Yo me digo a mí mismo como Stephen Hawking: "Mientras pueda hacer cosas valiosas por mí y por los demás, yo podré ser feliz" y lo más maravilloso es que funciona.

Quizás sea un auto engaño...

Es que los miedos -y el malestar en general- están hechos de ideas. Con los razonamientos correctos, los revientas como pompas de jabón. Pero has de emplear argumentos sólidos que te convenzan de verdad.

¿Cuál es el comentario que más le ha gustado de un lector?

Que a través de mis libros se ha curado de sus neurosis y que está estudiando psicología para ser como yo: uno que transmite esta maravillosa joya que es la terapia cognitiva.

¿Y de un paciente?

Que ha empezado a vivir de nuevo.

¿Cómo pasará la Diada de Sant Jordi?

Firmando libros sin parar. Es maravilloso conocer a personas con las que, en realidad, ya has intimado a través del papel. Es como re-encontrarse con un hermano que no veías desde la infancia: hay un vínculo muy fuerte aunque no reconozcas su cara.