Desesperación, angustia, dolor... son algunos de los sentimientos de Isabella, la hija del hombre rumano que se quemó a lo bonzo delante de la Subdelegación del Gobierno en Castellón el martes.
«No teníamos ninguna ayuda por parte de nadie, lo único que pedíamos era poder volver a nuestro país y no nos hicieron caso», explicó ayer la joven a 20 minutos en la puerta de La Fe, donde su padre se debate entre la vida y la muerte.
Sin embargo, desde Cruz Roja de Castellón replican que sí ayudaron a la familia en todo lo que pudieron.
En un centro de acogida
Su padre tuvo que ser trasladado hasta la unidad de quemados. Tiene el 70% del cuerpo abrasado. Su situación es grave, e incluso su familia teme por su vida: «Mi padre está muy mal y se puede morir. Lo curan con mucho cariño, pero tiene dolores. Necesita un respirador y calmantes», dice.
Isabella, su madre y su hermano, de corta edad, han ingresado en el centro de acogida Nuevo Futuro de Valencia para poder estar más cerca del herido.
Ya han recaudado 300 euros
El apoyo de la gente de a pie no se ha hecho esperar. Desde que están en la entrada del centro sanitario, los familiares del herido ya han recaudado unos 300 euros, que, según cuentan, utilizarán para volver a Rumania. El presidente de la asociación de rumanos de Valencia ha expresado su total apoyo a la familia: «Me sorprendió bastante la noticia, si un hombre hace eso es por desesperación», señala.
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