Ocurrió el día 29 de agosto. Era el primer día de viaje y estaban a punto de llegar a la localidad de Gubbio, su primer destino antes de reunirse en días posteriores con jóvenes de distintos países de Europa. Iban a ver al Papa y a un encuentro religioso promovido por comunidades neocatecumenales.
Un fuerte calor
Cuando atravesaban una zona montañosa, varios viajeros notaron un fuerte calor en la zona trasera del primero de los autobuses. Se lo comunicaron al conductor, que mandó desalojar el autocar y sacar las maletas. En un abrir y cerrar de ojos, el fuego se hizo visible en la zona trasera, donde va el motor, y el autobús se quemó entero.
«Fue como una bola de fuego. En dos minutos se incendió», comenta Javier, un expedicionario que viajaba en el segundo autobús.
«Como la carretera era muy estrecha se bloqueó y no se podía circular. Todos los que iban en el autocar dejaron las maletas apartadas y se alejaron andando», comenta.
Los bomberos aparecieron varios minutos después desde ambas zonas del puerto. Estaba en peligro el monte, aunque, por suerte, el viento era suave.
Una vez apagado, el viaje continuó en otro autocar fletado por la empresa. No hubo más problemas y al final todos pudieron ver al Papa.
La prensa italiana se hizo eco
El suceso no pasó desapercibido para la prensa italiana.
Il Corriere de Gubbio y La Nazione publicaron la información como se puede ver a la izquierda. El primero titulaba: «Llamas de 10 metros de alto», mientras que sus colegas decían: «Fuego en el autobús de los chicos del Papa».
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