Ella fue una de las que abrieron la puerta al o del flamenco chill, y ella es ahora la que cambia de tercio y por eso Nuevo Ciclo es el título de su nuevo trabajo.

Un álbum que Lamari (María del Mar Rodríguez Carnero) de Chambao compuso casi entero tras un viaje que hizo el año pasado a Uruguay y Argentina.

¿Más libre todavía?

Y ganas de protestar, aunque sea de manera sutil. En la canción Camino libre hay algo de eso, de queja por el panorama, pero como ciudadana. No quiero ser una borrega.

A nivel musical de borrega poco, este disco es la prueba...

He intentado incorporar distintos estilos, que no sea sólo flamenco, que me encanta, pero he querido meterme en el reggae, la música latina...

¿Cómo ha sido el camino, la ruta?

He ido por donde ha ido saliendo, por donde me han llevado los viajes personales que he ido haciendo. Aunque la mayoría de los temas los compuse en el último viaje, que fue por Argentina y Uruguay.

Nuevo rumbo, mismo nombre, ¿no quería deshacerse de Chambao?

Es que me sigue pareciendo que lo que hacemos lo hacemos una serie de personas, somos una pandilla, un grupo de trabajo. Eso sí, Lamari está en todo.

¿Se fue de viaje porque estaba cansada de España?

España tiene una situación extraña y difícil en algunos sentidos, pero hay que seguir apostando, y no irte. Yo sigo apostando por España y por no irme, sea cual sea la situación.

¿No le dan de verdad ganas de no volver?

No queda otra, no podemos irnos por muchas ganas que entren de marcharte. Apuesto mucho por seguir aquí y seguir arriesgando con la música.

¿Y cómo ve el panorama musical? ¿Cuánto se apostaría por él?

España no apuesta ni por el arte ni por la cultura.  Y eso es por la cultura que vivimos. También es verdad que si nos paramos a pensar en los desahucios es más importante tener techo y comida que una canción. Si lo miras desde ahí, qué podemos esperar del arte y la cultura... Mientras la gente viva sin tener para comer...

Pero hay dinero y medios para otras cosas....

Sí, eso sí. Pero también que seguimos mirando para otro lado y eso es muy preocupante.

¿Y no le parece parte de la trampa hacernos sentir responsables a los ciudadanos?

Bueno, es verdad que ahora mismo decir que te va bien es un pecado. Y uno tiene miedo de decirlo, es un pecado decir: yo no tengo crisis, y sin embargo es necesario decirlo porque la preocupación se alimenta con preocupación. El mal ambiente se nutre del mal ambiente. Y así nos retroalimentamos todo el tiempo.

¿De verdad no cree que la música pueda tener no tanto valor como tener comida y techo pero sí mucho?

Te puede hacer volar y te puede quitar de la gran depresión. La música y también la literatura, el teatro...

¿Cuánto le ha salvado a usted?

Me ha llegado a salvar la vida la música, ella me quitó el mal ánimo constante. Me sirvió para recuperarme del cáncer. Y aliviar el dolor.

¿Imagina que su disco ayude a gente en situación como la que usted atravesó?

Se me ponen los pelos de punta sólo de pensar que pudiera ser así. Cuando compongo no pienso en eso, ni en nada, intento divertirme sin sacar más. Lo que me interesa es divertirme y luego si la canción sigue valiendo entonces es que ha pasado la ITV.

¿La prueba fundamental de esa ITV?

Que me divierta y me saque de dónde esté, sea donde sea, y me haga botar. Y que me ayude y refuerce.