El joven que se encontró una cartera en una estación de tren de Barcelona y la devolvió no sabía que en su interior había 7.500 euros, ya que la entregó a los responsables de atención al cliente justo después de cogerla del suelo, sin tiempo para ver los billetes de 500 euros que había en su interior.

Así lo ha afirmado este miércoles la agente de atención al cliente de la estación de Arc del Triomf Teresa Pujadas, que estaba de guardia la noche en la que un joven encontró la cartera que había perdido una mujer de 44 años y origen brasileño, con un 7.500 euros en efectivo para pagar las nóminas de un grupo de filólogos que, como ella, dan clases de portugués a ejecutivos.

Según Pujadas, el pasado lunes a última hora de la noche estaban haciendo una ronda con un compañero, poco antes de que cerrar la estación, y al bajar unas escaleras se encontraron en el andén con un joven que acababa de recoger una cartera del suelo.

"Nos miró y nos dijo: me acabo de encontrar esta cartera", ha explicado este miércoles la mujer, por lo que está convencida de que el joven no había tenido tiempo para saber la fortuna que ocultaba en su interior.

La agente de atención al cliente y su compañero comprobaron entonces que en el interior de la cartera había varios billetes de 500 euros y, al encontrar una tarjeta con el teléfono de su propietaria, la llamaron para informarle del hallazgo.

Además, al ser una cantidad de dinero tan grande, lo comunicaron a los responsables de seguridad de la estación, que a su vez lo transmitieron a los Mossos d'Esquadra, que son los que finalmente acabaron devolviendo la cartera a la mujer, con el dinero y su documentación.

La mujer que perdió la cartera ha explicado este miércoles que quiere contactar con el hombre que encontró y devolvió esta suma para agradecerle su gesto, que cree que demuestra que todavía queda "buena gente" en el mundo: "La vida es un búmeran, tu das y te devuelven". Todavía apesadumbrada, la mujer, de 44 años y natural de Brasil, ha indicado que llevaba 7.500 euros en la cartera porque era el dinero que tenía que repartir como nóminas al grupo de filólogos que, como ella, dan clases de portugués a ejecutivos y representantes de multinacionales en Barcelona.

"Si pudiera hablar con él le daría mil veces gracias. Seguro que tiene una sensación de felicidad muy grande, porque es lo que te pasa cuando haces cosas buenas", ha exclamado. "Todavía hay gente muy buena en este mundo", ha apostillado. La mujer ha explicado que considera que este ángel de la guarda le ha devuelto ahora todas las cosas buenas que ella ha hecho por los otros en los últimos años, especialmente como voluntaria en la Cruz Roja, donde empezó a colaborar desde que se instaló en Barcelona en 2007.