El sarcástico Martin Parr elige a 23 fotógrafos foráneos que han intentado retratar la 'inglesidad'

  • El más relevante de los documentalistas sociales de la banalidad y el aburrimiento de la vida moderna elige las mejores miradas forasteras sobre el Reino Unido.
  • Parr coordina para el Barbican 'Extraño y familiar: lo británico revelado por los fotógrafos internacionales', una antología de 400 fotos sobre lo 'british'.
  • Las 400 obras de la muestra incluyen imágenes, desde los años treinta, de Frank, Strand, Llarraín, Davidson, Winogrand, Höfer, Okamura, Dijkstra, Gilden...
Asistentes a la coronación de Jorge VI en 1937 retratados por Cartier-Bresson
Asistentes a la coronación de Jorge VI en 1937 retratados por Cartier-Bresson
© Henri Cartier-Bresson / Magnum Photos
Asistentes a la coronación de Jorge VI en 1937 retratados por Cartier-Bresson

Tres citas sobre la muy dada al humor —eso dicen— nación inglesa. "Los ingleses tienen sólo tres cosas buenas: el té, que viene de la India, y Oscar Wilde y yo que somos irlandeses" (George Bernard Shaw). "Si no hubiese en Inglaterra más que una religión, sería de temer el despotismo; si hubiese dos, se cortarían mutuamente el cuello; pero como hay treinta, viven en paz y felices" (Voltaire). "El fútbol (...), esa cosa estúpida de ingleses..., un deporte estéticamente feo: once jugadores contra once corriendo detrás de una pelota no son especialmente hermosos" (Borges).

Habría que añadir el té de las cinco —"con una nube de leche"—; la nariz estirada de los convencidos de la superioridad desde la cuna; el hablar afectado que ellos imaginan galante; el consumo inmoderado de cerveza tibia y riñones de ave; la caza del zorro; la tele basura; los diarios-libelo; la tendencia a orinar en los parterres; los Beatles, un grupo de pop entendido como mesíanico; los Stones, un offshore de pijos entendido como célula revolucionaria; la creencia de que Europa es aún más detestable que la India porque aquí no sabemos jugar al críquet; las figuras de porcelana más grotescas del mundo...

Gamberro el resto de su vida

Quizá el artista que mejor ha explotado el lado desagradable de la inglesidad con humor y sin drama, poniendo énfasis en el aburrimiento y la banalidad de la vida cotidiana moderna, sea el fotógrafo Martin Parr (1952), un tipo sarcástico que empezó a trabajar firmando un reportaje muy formal sobre una comunidad metodista y a partir de entonces consideró que había cumplido con la seriedad y tenía todo el derecho a ser gamberro el resto de su vida. El centro cultural londinense del Barbican ha dado carta blanca a Parr —a quien definen como "el gran cronista de nuestro tiempo"— para que elija las más particulares, desmitificadoras y sorprendentes miradas foráneas sobre Inglaterra y lo inglés.

Strange and Familiar: Britain as Revealed by International Photographers (Extraño y familiar: lo británico revelado por los fotógrafos internacionales) es la consecuencia del encargo: un espejo colocado ante la sociedad inglesa para que se vea a través de la mirada de 23 artistas ajenos a la cultura y los peculiares modos de vida y costumbres british. La exposición, de gran intensidad y extensión —250 obras—, hace gala al título porque "revela de un modo muy diferente la vida británica (...), familiar y extraño al mismo tiempo", dice Parr.

De puntillas

Aunque la muestra, que está en cartel hasta el 19 de junio, no se ha metido en honduras críticas sobre asuntos delicados y prefiere pasar de puntillas por la parte más dura de la crónica social inglesa —apenas aparecen, por ejemplo, la gran sombra de las dos guerras mundiales, los escándalos de corrupción y sexo en las altas esferas, el mandato destroyer de Margaret Tatcher y las lecciones del liberalismo atroz que tan bien aprendieron sus sucesores—, los fotógrafos presentes trazan un panorama que podría resumirse como divertido de la sociedad inglesa desde 1930 hasta ahora.

Tres grandes narradores fotográficos puntean la década de los años cincuenta del siglo XX: las imágenes que segregan niebla y lejanía de Paul Strand (EE UU) sobre la vida y el paisaje de las islas escocesas de las Hébridas Exteriores a mediados de los años cincuenta; las fotos callejeras londinenses de grandes sombras y los retratos que hizo a mineros galeses Robert Frank (Suiza), y las espontáneas imágenes borrosas y con puntos de vista inusuales del joven chileno Sergio Larraín, que sería uno de los malditos de la fotografía del siglo.

Comerciantes, taxistas, camareros...

La década de los años sesenta, especialmente movida en el Reino Unido, está cubierta por Bruce Davidson (EE UU), que se interesó por el notable contraste entre la ciudad y el campo, mostrando a terratenientes rurales, banqueros urbanos y mineros galeses; la alemana-estadounidense Evelyn Hofer, que en 1962 mostró con su habitual ternura cómica a comerciantes, taxistas y camareros, y el también estadounidense Garry Winogrand, el incansable nómada de las calles, que hizo un largo recorrido por el Reino Unido en 1968.

El japonés Akihiko Okamura cubrió algunos de los momentos más tensos del conflicto de Irlanda del Norte con un dramático tono lírico que extendió a la experiencia cotidiana en las barricadas del ejército ocupante y los barrios católicos atacados, sin pretender en ningún caso dramatizar un trastorno con suficiente grado de locura. A partir de 1972 el reportero francés de la agencia Magnum Gilles Peress viajó al mismo escenario casi todos los años durante dos décadas para documentar el conflicto en curso. Para la exposición del Barbican presenta una nueva instalación con más de cincuenta copias en blanco y negro que comprimen el trabajo de larga duración y donde la la vida diaria juega en contrapunto con desfiles de radicales protestantes, partidos de críquet, servicios religiosos, funerales y parejas de novios.

Depardon en Glasgow en crisis

Entre las más conocidas de las series que forman parte de la amplia colección está el reportaje del francés Raymond Depardon sobre Glasgow al comienzo de los años ochenta, cuando la ciudad sufría las consecuencias del desempleo y las privatizaciones de las empresas públicas. El también fotógrafo de Magnum, capta el ánimo sombrío de los ciudadanos en las áreas industriales de Govan y Maryhill durante un período de declive.

Dos fotógrafas de generaciones más recientes, la estadounidense Tina Barney y la holandesa Rineke Dijkstra, muestran retratos casi antagónicos. Mientras Dijkstra enfoca a las adolescentes inseguras y vulnerables en clubes nocturnos o parques de Liverpool, Barnet retrata en suntuoso colorido a las clases altas británicas. Con una intención más afilada, Bruce Gilden (EE UU) está representado por el trabajo de documentación social sobre la clase obrera de las Midlands: retratos en primerísimos primeros planos que desean atacar al espectador y enfrentarlo a la crudeza de las pieles cuarteadas.

Retrato 'rico, variado y estimulante'

Para Jane Alison, responsable de Artes Visuales del Barbican, destaca que la selección de Parr demuestra que la mirada del fotógrafo "discierne entre la fascinación por la gente y la cultura británicas" y un "formidable conocimiento y apreciación de la fotografía internacional" [PDF en inglés con los textos de Parr en los paneles internos de la muestra]. La exposición, añade Alison, presenta un "retrato rico, variado y estimulante de la Gran Bretaña moderna".

Además de los fotógrafos citados, en Strange and Familiar están presentes también obras de Gian Butturini (Italia), Henri Cartier-Bresson (Francia), Jim Dow (EE UU), los holandeses Cas Oorthuys, Hans van der Meer y Hans Eijkelboom (Holanda), los alemanes Frank Habicht, Candida Höfer y Axel Hütte, Shinro Ohtake (Japón) y Edith Tudor-Hart (Austria).

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