Rosas rojas, un minuto de silencio y un aplauso frente al lugar que ocupaba Almacenes Arias en la calle Montera sirvieron ayer para honrar la memoria de los diez bomberos que se dejaron la vida hace 20 años en aquel fatídico incendio.

Al acto organizado por el Ayuntamiento asistieron representantes de todos los parques de bomberos, familiares de los fallecidos y supervivientes de la tragedia, algunos de los cuales criticaron la frialdad de las autoridades en un homenaje que prescindió de los discursos.

La madrugada del 4 al 5 de septiembre de 1987 fue de pesadilla para el servicio de extinción municipal. Un fuego que se inició en una caja registro de la tercera planta terminó destruyendo un edificio de siete alturas, que se vino abajo con las llamas ya atajadas y los bomberos refrescando las cenizas. Pero entonces «las vigas del forjado, que apuntaban hacia el suelo, cayeron como lanzas», recuerdan quienes lo vivieron.

Diez bomberos faltaron al recuento. Compañeros libres de servicio, de vacaciones y jubilados acudieron a buscarles entre las ruinas. Cuatro días tardaron en recuperar todos los cadáveres.

La tragedia sirvió para cambiar las medidas contra incendios y modernizar el Cuerpo de Bomberos. La oposición aprovechó para recordar al Ayuntamiento que hacen falta 1.500 bomberos más en el servicio.