¿Funcionan las Lanzaderas de Empleo? ¿Son una herramienta útil de inserción laboral entre los jóvenes? Las conclusiones del Informe de Evaluación de Impacto social del Proyecto de las Lanzaderas Empleo así lo atestiguan.

El estudio encargado por la Fundación Telefónica y la Fundación Santa María la Real a la consultora Red de Recursos de Evaluación y Aprendizaje, Redcrea, para evaluar con rigor su impacto social, otorga un balance positivo, tras el estudio de 25 lanzaderas, y un análisis comparado con jóvenes de características similares que no han pasado por el programa. Los participantes mejoran la actitud, la motivación y la empleabilidad, así como las posibilidades de insertarse en el mercado laboral, según el informe.

El fortalecimiento de las capacidades de estos jóvenes (hasta 35 años) ha quedado demostrado, mejorando sus oportunidades de empleo a través de un proceso de trabajo que potencia su desarrollo y autonomía profesional. El estudio quería comprobar si las lanzaderas facilitaban la inserción laboral por cuenta propia o ajena de sus componentes, orientando su carrera y promoviendo la adquisición y desarrollo de competencias claves.

La tasa de inserción laboral es del 60,1%, con un 20,9% de impacto neto atribuible a las lanzaderas. Esta inserción laboral «es claramente mejor», con contratos, jornadas y cobertura social mejores que la del grupo de comparación. Además, la tasa de Retorno Social de la Inversión muestra que por cada euro que se invierte en el proyecto, retornan 2,8 euros a la sociedad. Las lanzaderas son un instrumento efectivo que retribuye a la sociedad.

El empleo tipo conseguido «se puede describir como un empleo con un contrato temporal de jornada completa, por cuenta ajena, en torno a los 6 meses de duración; con un salario neto de unos 1.000 €/mes y con cobertura de la seguridad social». A esto debemos añadir que estaba relacionado con el que les gustaría tener en muchos casos.

El grupo de edad de 18 a 23 años es el que mejor tasa de inserción presentó al final del programa (69,2%). En cuanto a estudios, «los universitarios son los que mejor tasa de inserción presentan (53,8%), aunque el impacto neto es mayor entre los que tienen estudios secundarios (23,7%)», asegura el informe. Sin duda, entre los efectos destacados encontramos los relacionados con la motivación, confianza y autoestima y satisfacción general.

El 59,3% tiene una actitud más positiva que antes frente a la posibilidad de encontrar un empleo. El 67,6% considera que tiene más oportunidades reales, y la mayoría afirma que ha conseguido definir su proyecto profesional, identificando miedos y desarrollando fortalezas. Señalan también que han logrado más entrevistas de empleo durante el proceso.

Tienen más claro cómo venderse y mayor seguridad, estructuran mejor el currículum, y comprenden las necesidades de las empresas. Los jóvenes mantienen su preocupación por la situación económica, pero ven más accesible el mercado del sector para el que se sienten más preparados.