A la tercera fue la vencida. Abdullah Gül, ex ministro de Exteriores de la Turquía de Erdogan, podrá jurar el cargo de presidente tras tres votaciones en el Congreso y unas elecciones que se convocaron por culpa del bloqueo impuesto por la oposición después de que se propusiera su nombre para el cargo.

A pesar de que las urnas respaldaron la decisión de Erdogan de nombrarle sucesor, muchos turcos se lanzaron a la calle, alentados por el ejército, para pedir que se mantuviera la laicidad del Estado, una de las bases de la república fundada por Atatürk y que veían peligrar por el hecho de que Gül es musulmán practicante y su esposa luce públicamente el velo, algo que hacen la mayoría de mujeres del país.

Unas votaciones complicadas

Tras dos votaciones en las que se precisaba obtener mayoría de dos tercios, llegó una tercera ronda de votaciones en las que la mayoría de la AKP, el partido en el Gobierno, ha servido para que Gül pueda suceder a Erdogan.

Gül competía con el candidato nacionalista Sebahattin Cakmakoglu y el socialista Tayfun Icli, que sin embargo sólo contaban con el apoyo de sus respectivos partidos, insuficiente para ser un peligro para el actual jefe de la diplomacia turca.

El próximo 21 de octubre se celebrará un referéndum sobre una enmienda constitucional que prevé elegir al jefe de Estado mediante voto popular, por lo que Gül podría ser el último presidente turco elegido por el Parlamento.