La plaga de oruga procesionaria del pino ha crecido en Cataluña a causa de las altas temperaturas del invierno. Este insecto ocasiona reacciones alérgicas y constituye un problema de salud pública, por eso en 2015 el Departament d'Agricultura fumigó cinco comarcas de la Cataluña central, el área más afectada. El tratamiento, que solo es efectivo en otoño, se aplicó en 7.000 hectáreas, pero no ha conseguido detener la plaga.
La oruga está dejando los bosques «literalmente desnudos», según apunta Joan Rovira del Consorci Forestal de Catalunya. Denuncia que «no se están poniendo los recursos necesarios».
Por su parte, Agricultura está haciendo inventario de las zonas afectadas y, en función de los resultados, estudiará incrementar el número de hectáreas tratadas el próximo otoño. Reconocen que en 2013 y 2014 no se fumigó porque no cumplieron los requisitos de la UE.
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