Un equipo de investigadores ha encontrado una forma de borrar recuerdos a largo plazo en las ratas sin dañar sus cerebros, en un estudio que podría llevar al desarrollo de medicamentos destinados a las personas que sufren demencia.

El hallazgo demuestra que la memoria a largo plazo no es tan segura como se pensaba, y desafía la idea de que se establece tras la maduración de recuerdos a corto plazo, según ha explicado Yadin Dudai, que dirige el estudio.

"Los recuerdos pueden ser borrados aplicando un medicamento en la parte específica del cerebro que los almacene", ha señalado en una entrevista telefónica.

"La memoria a largo plazo puede borrarse", asegura.

Hacían enfermar a las ratas

En el estudio, publicado el jueves en la revista Science, los investigadores israelíes y estadounidenses alimentaron a las ratas con sacarina, lo que las hizo enfermar y asociar ese sabor con una sensación de malestar.

Tras esto, inyectaron en los cerebros de las ratas un inhibidor de enzimas llamado ZIP que bloqueaba una proteína, la PKMzeta, que controla el flujo de información que rodea a la memoria a través de las células cerebrales.

Tras la inyección, las ratas no recordaban la asociación con la sacarina, y no importaba durante cuánto tiempo las hubiesen entrenado los investigadores para hacerlo, explicaba Dudai, investigador en el Instituto Científico Weizmann, en Israel.

Esto sugiere la existencia un mecanismo clave en el cerebro que funciona como una pieza de la maquinaria de almacenamiento de la memoria a largo plazo, explicó Dubai.

Una vez la maquinaria se detiene, la memoria se apaga y "demuestra que la memoria a largo plazo no es un estado permanente y puede ser editada".

Aunque el proceso está todavía en fase experimental y es demasiado invasivo para ser probado en humanos, los resultados dan a los farmacéuticos un mapa para desarrollar nuevos tratamientos relacionados con la memoria, concluía.