El presunto cabecilla a la mujer del maderero secuestrado: "Paga o si no la próxima vez te voy a mandar los dedos"

La Guardia Civil califica de "peligrosos" a los secuestradores y tacha de "inhabitable" el cobertizo donde permaneció retenido el empresario
Secuestro maderero
Secuestro maderero
EUROPA PRESS
Secuestro maderero

La mujer del empresario maderero secuestrado en Aranga (A Coruña) ha declarado este viernes en el juicio que se sigue por estos hechos y ha reconocido haber sentido "miedo" por las llamadas telefónicas y los mensajes de texto recibidos del presunto cabecilla. En una de estas llamadas, el cabecilla le advertía: "Paga o si no la próxima vez te voy a mandar los dedos".

Así se desprende de las conversaciones telefónicas reproducidas este viernes en la tercera sesión del juicio que se sigue en la Audiencia de A Coruña contra ocho personas acusadas del secuestro de Abel D.N., al que confundieron con su hermano, con la intención de obtener 70.000 euros.

En su declaración, tras escuchar las conversaciones, la mujer del empresario de Cambre ha explicado que ese día su marido acudió a ver una madera, a pesar de que "no le gustaba" la manera en la que esas personas se la querían vender.

En un primer momento, pensaron que se trataba de una "desaparición". Según ha relatado, la primera llamada de los secuestrados la recibió el padre de la víctima, y en ella le dijeron "tenemos a Abel, por la tarde está libre. Esto fue una equivocación".

En los días siguientes, el contacto ya se mantuvo con la mujer del empresario, a quien los secuestradores llamaban y enviaban mensajes de texto exigiéndole el pago de los 70.000 euros por el rescate. "Mañana será usted viuda y su hijo huérfano. Los 15.000 euros guárdelos para el funeral o pague todo", recogía uno de estos mensajes.

"Durante esos días me puse un caparazón. El único objetivo era sacar a Abel vivo de donde estuviese. El miedo real venía de las conversaciones y de los mensajes", ha dicho esta mujer, que ha declarado antes de la comparecencia de la esposa del presunto cabecilla, quien finalmente no quiso declarar ante el tribunal.

El hermano de la víctima

El que sí ha prestado declaración ha sido Jorge, el hermano del empresario secuestrado, quien ha asegurado que no se acuerda de una supuesta denuncia presentada por el padre del presunto cabecilla por una deuda contraída en la venta de madera. Al respecto, ha explicado que a "esta gente" se le "compró madera, pero no se terminó de cortarla".

Asimismo, este hombre, que no tiene relación con su hermano, ha explicado que recibió llamadas de un hombre para ver madera en Montesalgueiro, pero que descartó dicha compra. Además, ha señalado que no conocía al presunto cabecilla del secuestro de su hermano hasta que lo informó la Guardia Civil.

Guardia civil

La Guardia Civil ha calificado de "peligrosos" a los secuestradores y en concreto ha destacado a los acusados José Manuel M.P. y Jesús M.P.. Respecto a estos procesados, ha confirmado que este último era el "cerebro" del secuestro y el que dirigía "todo"; mientras que su hermano José Manuel era el encargado de "custodiar" a la víctima.

Además, los miembros de este cuerpo de seguridad han subrayado que el matrimonio dueño de la finca donde se encontraba el cobertizo, y procesados por estos hechos, eran "conscientes" de que allí había una persona "con una capucha en la cabeza", tal y como ellos mismos le trasladaron. Sin embargo, este matrimonio ha alegado en el juicio que fueron "engañados".

En sus respectivas declaraciones, los mandos de la Guardia Civil, que calificaron de "chulesca" y "desafiante" la actitud de los acusados, han reconocido que los procesados realizaron un seguimiento a la víctima antes de cometer el secuestro.

Por su parte, respecto al cobertizo de la finca de Lalín donde estuvo retenido cinco días el empresario, la Guardia Civil tacha el lugar de "inhabitable" y "sucio". "Era una cuadra de cerdos. Era lamentable para cualquier persona", ha apuntado uno los agentes, que ha confirmado que el sitio era "reducido" y que hacía "un frío tremendo".

Los guardias civiles que pasaron por la Audiencia de A Coruña han coincido en destacar que el cobertizo, situada a "escasos" metros de la vivienda principal donde residía este matrimonio, tenía "cerraduras", lo que desmiente lo manifestado por los acusados, que aseguraron que la caseta no contaba con ningún tipo de cierre.

El juicio contra los ocho acusados, que se enfrentan a penas de entre trece y diez años de cárcel, continuará este lunes, a las 10.00 horas, en la Audiencia Provincial de A Coruña.

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