La mítica actriz y cantante de ‘Cabaret' ha sabido resurgir de sus cenizas dejando atrás años de problemas con el alcohol, drogas y fracasos matrimoniales para volver a pisar un escenario con una fuerza desbordante.

Superada la barrera de los 60 años, Liza Minnelli ofreció anoche a un público entregado de 2.100 personas según la organización, una actuación al más puro estilo de Broadway.

La artista, hija de la inolvidable actriz Judy Garland y el director de cine, Vincent Minnelli, brilló con luz propia, pese a los reflejos que la iluminación hacía sobre el variado vestuario que utilizó durante las cerca de dos horas de actuación en la pista central del club de tenis del Hotel Puente Romano.

Minnelli se sintió arropada por un cariñoso y entregado público, entre los que se encontraba Gunilla Bismark y su ex marido Luis Ortiz, además del humorista Raúl Sender, que llegaron a pagar entre 70 y 250 euros por presenciar el primer concierto que la gran cantante americana ofrecerá en nuestro país dentro de la gira con la que recorrerá distintas ciudades europeas y americanas.

En nuestro país, los siguientes destinos son Madrid, Gerona y Santander. Como bien describió momentos antes a los medios de comunicación, Minnelli ofreció lo mejor de sí misma sobre el escenario. Llena de chispa y energía, centró la actuación en una primera parte más intimista.

Actuación

En ella, hizo alusión con una magistral interpretación a anécdotas de su vida, recuerdos de sus padres, mientras cantaba sus canciones preferidas, entre ellas, la que la convirtieron en un mito, ‘Cabaret', ‘New York, New York' o ‘Money, Money'. Para la intérprete cada uno de sus personajes "son una parte de mí misma".

Un segundo acto hizo al público levantarse de sus asientos para seguir el ritmo de las canciones que con su personalidad y carisma de siempre, Liza Minnelli interpretó junto a cuatro bailarines que la acompañaron con sus voces.

Esta segunda parte trajo a la memoria de muchos los musicales de Hollywood de la época dorada del cine americano. No en vano, con su actuación, Minnelli quiso rendir homenaje a su madre, Judy Garland, una de las actrices más cotizada de los estudios MGM en la década de los cuarenta. Perpetuada a través del tiempo por su papel, con sólo 16 años, de Dorothy en la película ‘El Mago de Oz'.

Minnelli demostró que sigue siendo una estrella y que vuelve a disfrutar de lo grande sobre el escenario. No en vano, después de más de 30 años, ha vuelto a actuar en una de sus ciudades "preferidas" como reconoció ella misma. De ahí que en todo momento de la noche se sintiera "muy emocionada" por ello. Un sentimiento que supo trasmitir al público.

Ante los medios de comunicación, a los que atendió media hora antes de su puesta en escena, Minnelli declaró que Marbella "es uno de mis sitios preferidos del mundo. Hay algo en el aire que hasta las personas que no sonríen aquí si están sonriendo".

Con un tono siempre divertido, y una mirada chispeante en esos grandes ojos que siempre la han caracterizado, Minnelli dejó claro que piensa seguir dando guerra ante los focos, porque el escenario es su vida.

Muy recuperada físicamente, aunque aún no puede realizar los pasos de baile que crearon adeptos al mundo del cabaret, confesó no estar muy dispuesta en buscar novio y volver a casarse.

"¡Dios mío, nunca me casaré otra vez! Tengo un gusto muy bueno para los amigos pero horroroso para los novios", reconoció con una gran sonrisa.

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