La sociedad abulense, como pasa en todo el país, se está globalizando rápidamente y la cifra de inmigrantes que llegan hasta la provincia de Ávila aumenta día a día, situándose actualmente en unos 7.665 residentes extranjeros registrados, según los datos de la Subdelegación del Gobierno, que son de diferentes razas, ideas y también religiones.

Esto ha llevado a las principales empresas funerarias abulenses, Antonio Álvarez, Isabelo Álvarez y José Carlos Sánchez, a llevar a cabo las celebraciones funerarias sin tener en cuenta la condición religiosa, simplemente adaptándose a las peticiones de los clientes, siguiendo la normativa vigente de la Comunidad de Castilla y León y la Ordenanza Municipal Funeraria.

En Ávila, el colectivo de inmigrantes más numeroso procede de Marruecos, con un total de 2.258 residentes, un 29,5 por ciento del total, por lo que se hace imprescindible atenderlos con diferentes formas con el objetivo de adaptarse a sus peticiones a la hora de realizar ritos funerarios musulmanes.

El resto de colectivos de inmigrantes, principalmente sudamericanos, son básicamente de religión católica, por lo que, en su caso, no se han hecho cambios, así como sucede con rumanos y búlgaros, con los que se han tenido que hacer ínfimos cambios para adaptarse a las tradiciones cristianas ortodoxas.

El caso de los musulmanes

Además de los más numerosos, los musulmanes son el colectivo religioso no católico ni cristiano que acude en mayor medida a los servicios funerarios abulenses, tal y como explica José Carlos Sánchez, que dirige la funeraria del mismo nombre y que asegura, refiriéndose a un caso particular que vivieron, que recuerda a "una señora de Tánger que falleció aquí y nos pidieron que buscáramos una imana", cosa que hicieron a través de unos compañeros de Madrid.

Cuando llegó la imana pidió para el acto funerario mucha agua y una sábana, aunque "no pudimos estar presentes en ningún momento del ritual, del mismo modo que tampoco podían participar en él los familiares varones de la familia".

Tras los rituales que tuvieron lugar en el tanatorio abulense, su cuerpo fue trasladado por los servicios de la funeraria a Madrid, más concretamente a la mezquita de la M-30, donde se practicaron otra serie de rituales.

"Llevamos el cuerpo a la mezquita, hasta donde nos dejaron, eso sí, descalzos", asegura Sánchez. Finalmente, fueron ellos mismos los encargados de su traslado en avión hasta Tánger.

En cuanto a los tanatorios de Antonio e Isabelo Álvarez, ellos sólo se han encargado hasta el momento del traslado el cuerpo, en un féretro normal, hasta la mezquita madrileña de la M-30 donde se les practicaron los rituales correspondientes a la religión musulmana.

Otros casos y curiosidades

Hay otros casos en los que se puede optar por una ceremonia laica, como es el caso de un inmigrante africano que fue enterrado en un nicho del cementerio de Ávila "sin ningún tipo de ceremonia" y sin apenas familiares.

La principal función de los servicios funerarios abulenses en estos casos es, sin embargo, el traslado de los cuerpos a los países de origen, aunque se espera que con el paso de los años y el supuesto aumento de la población inmigrante con religiones diferentes a la católica y la cristiana se produzcan nuevas situaciones que cambien la forma de realizar las gestiones de los ritos funerarios según las peticiones que les lleguen.

Entre las curiosidades que destacan las funerarias abulenses se encuentran situaciones como las de "muchos extranjeros que tienen la costumbre de hacer fotos y reportajes en vídeo de los entierros", o el caso de la población inmigrante china, que, tras más de treinta años trabajando en el sector "jamás hemos enterrado a un chino".

Se trata de un gran misterio, más aún teniendo en cuenta que no se ha encargado tampoco a ninguno de los tanatorios el traslado de ninguno de estos ciudadanos a su país de origen.

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