Noventa personas, de las 130 que fallecieron en los atentados perpetrados el 13 de noviembre en la capital parisina, perdieron la vida en la sala de conciertos Bataclan, que permanece cerrada desde la tragedia. Pero los propietarios han expresado este jueves, tal y como recoge el periódico Le Parisien, su deseo de que las instalaciones acojan espectáculos antes de finales de año.

"Haremos todo lo posible para dar cabida a los nuevos programas antes de finales de 2016. Les mantendremos informados tan pronto como nuestro proyecto se especifique", han comentado en un comunidado. "Vamos a hacer todo lo posible para volver a abrir antes de 2017", sentenciaban.

Desde su resurgimiento en la década de los setenta, la sala se convirtió en un lugar popular de la noche parisina acogiendo en su escenario a estrellas de la música francesa e internacional, como Lou Reed, Télèphone, Prince, Oasis o Stromae.

La sala de conciertos ya había recibido amenazas antes de los atentados del 13-N. Concretamente, la policía y la justicia francesa tenían conocimiento al menos desde 2010 de una amenaza concreta de atentado en Bataclan y abrieron una investigación judicial y a la imputación y detención del principal sospechoso, Farouk Ben Abbes. Finalmente fueron archivadas y no se implantó ningún dispositivo de seguridad.

De acuerdo con la información de los rotativos franceses, Ben Abbes es una persona próxima al yihadista francés Fabien Clain, a quien se atribuye la reivindicación de los atentados de París.

La cadena de atentados que se sucedieron en diferentes puntos de la capital francesa y que fueron reivindicados por el grupo yihadista Estado Islámico tuvo como escenario más mortífero la sala de conciertos Bataclan, que aquella noche congregó a una multitud de personas en el concierto del grupo Eagles of Death Metal.