Esa imagen de fragilidad construida por andamios, balcones apuntalados y verjas metálicas, es lo que queda del caos de fuego y escombros en el que los vecinos de esta calle palentina se despertaron la madrugada del 1 de mayo.

Mientras los obreros se esfuerzan en devolver a la calle y viviendas su aspecto, los afectados van poco a poco recuperando sus vidas.

A día de hoy, más de un centenar de familias de las cerca de 180 afectadas por la terrible explosión que acabó con la vida de nueve personas no ha podido volver todavía a sus hogares.

Repartidas entre viviendas de alquiler y hoteles o acogidos en casas de familiares, estas familias damnificadas esperan el ansiado certificado de habitabilidad que les permita regresar a sus hogares.

Eso en el mejor de los casos porque algunas, las que vivían en el bloque 4, el de la explosión, y en los contiguos, que tuvieron que ser derribados, no podrán hacerlo nunca. La suya es la situación más dramática.

La Junta se ha comprometido a reconstruir los edificios pero la aprobación del nuevo Plan General de Ordenación Urbana y las propias obras de construcción les impedirán regresar a Gaspar Arroyo hasta, al menos, un par de años.La espera será también larga para las familias que vivían en el bloque 5 y en las letras C y D del número 3 y A y B del 7.

Son las situadas frente a la vivienda que explotó y aunque los técnicos determinaron que no era necesario derribarlos, sí tienen daños estructurales que cuya reparación terminará a medio plazo.

Estas familias, más de medio centenar en total, son las que viven en régimen de alquiler pagado por la Junta de Castilla y León.

Hasta ahora, según los datos de la Comisión Interinstitucional creada para gestionar las ayudas y realojos, han regresado a sus viviendas más de 70 familias.

Quienes ven la luz al final del túnel más cerca son las 13 familias que residen en tres hoteles de la capital palentina.

Las obras

La planificación de los trabajos se ha realizado dando prioridad a los daños más leves. En estos casos, las obras se han realizado ya con los afectados en sus casas.

Después de más de tres meses, la empresa pública Gical (Gestión de Infraestructuras de Castilla y León SA) continúa trabajando sobre las viviendas dañadas.

Paralelamente, la semana pasada se iniciaron los trabajos de refuerzo de las estructuras de los bloques 3, 5 y 7.

Una empresa madrileña acomete ya el aislamiento de los cimientos para proceder a su limpieza de mediante chorros de arena a presión. Una vez preparados se reforzarán con fibra de vidrio.

Las obras avanzan poco a poco, un precio que hay que pagar para garantizar la más absoluta seguridad, aunque seguramente no lo hacen al ritmo que desearían los damnificados.

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