El pintor Antonio López avanzó hoy en Santander que espera tener acabadas a finales de año las esculturas que se colocarán en la estación de Atocha en homenaje a las víctimas del 11-M.
En una rueda de prensa celebrada con motivo del taller de pintura que ha impartido esta semana en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), López explicó que continúa trabajando en este proyecto, consistente en dos cabezas infantiles -una de sus nietas le ha servido de modelo- de unos tres metros de altura.
Estas esculturas se instalarán previsiblemente a la entrada de la estación desde la llegada del AVE.
Junto al pintor, compareció ante los periodistas el escultor Julio López que ha impartido también un seminario en la UIMP y que también habló de los proyectos en los que trabaja actualmente. En su caso se trata de un monumento a Pablo Neruda, que comenzó hace 20 años y que ha vuelto a retomar después de un "distanciamiento muy útil".
Trabajo natural o fotografía
Ambos artistas coincidieron en defender el trabajo artístico directo, desde el natural, frente al "recurso empobrecedor" de la fotografía, que no da "todo el misterio que tienen el mundo y la naturaleza" y abogaron por la vuelta al "destello" y el "milagro" de la creación a partir de un estímulo natural.
Antonio López explicó que los artistas tienen muchas reticencias al trabajo al natural porque crea problemas y dificultades -entre ellas el necesitar la presencia del modelo y no poder cuadricular el estímulo- mientras que la fotografía permite hacer "lo que quieras".
Sin embargo, aseguró que si se plantea a los alumnos un proyecto "interesante y atrayente", "alguien con sensibilidad crea en poco tiempo un pedazo de pintura que tiene emoción", pero es necesario que ellos confíen en esa forma de trabajo.
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