Los atascos y los bocinazos son el menú diario para las personas que, diariamente, usan el coche para llegar a su puesto de trabajo.
No es una enfermedad española, ni mucho menos; se trata de un mal endémico al que un húngaro de 63 años ha decidido poner freno.
Gabriel Horchler, harto de los atascos, se sube cada mañana a su bote para recorrer más de 10 kilómetros a remo, según publica Infobae.
Posteriormente, monta en bicicleta hasta llegar a su trabajo para completar una pequeña aventura diaria que concluye en la Biblioteca del Congreso de Bladensburg, en Maryland (Estados Unidos).
Desde hace más de siete años recorre el río Anacostia para llegar el trabajo, como si cualquier madrileño navegara Manzanares abajo para huir del caos circulatorio de la Castellana.
Una rutina que requiere esfuerzo
Es una práctica que exige mucho esfuerzo, ya que Horchler se levanta muy temprano en su casa de Cheverly para montarse en su bicicleta y llegar a donde tiene el bote.
Entonces lleva el bote al río y rema 10,4 kilómetros, para terminar montando en otra bicicleta hasta llegar a la Biblioteca.
Tarda una hora y media hasta llegar al trabajo, pero para Horchler es, sin duda, "el mejor momento" de su día.
Todo ello es posible gracias al flexible horario de la Biblioteca del Congreso, que está pensado para los empleados que conducen en carreteras de mucho tráfico.
Los trabajadores pueden entrar a su puesto desde las 6:30 hasta las 9:30 de la mañana.
Gabriel Horchler rema en la ida o en la vuelta, de marzo a noviembre, cuando el clima lo permite.
A pesar de ello, no coge el coche: si no rema, va en metro.
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