Proyectos de arquitectura rápida para paliar los efectos de las catástrofes naturales

  • 'Creación desde la catástrofe' explora diez respuestas arquitectónicas y urbanísticas ágiles tras terremotos, tsunamis, incendios, inundaciones, huracanes...
  • La exposición, organizada por el Instituto Real de Arquitectos del Reino Unido, analiza una decena de desastres naturales y cómo fueron afrontados.
  • El trazado histórico va desde el Gran Incendio de Londres de 1666 hasta el huracán Sandy de 2012 y el terremoto de Nepal de 2015.
  • Una zona catastrófica 'donde no quede nada' es la 'oportunidad perfecta' para que 'demostremos de un modo nuevo para qué sirve de verdad la arquitectura', dicen.
Vivienda temporal para las personas que quedaro sin casa tras el terremoto de Nepal de 2015
Vivienda temporal para las personas que quedaro sin casa tras el terremoto de Nepal de 2015
© Shigeru Ban - Voluntary Architects' Networkok
Vivienda temporal para las personas que quedaro sin casa tras el terremoto de Nepal de 2015

Cuando el Gran Incendio de Londres de 1666 arrasó la ciudad durante cuatro días; redujo a cenizas casi 14.000 casas, el ayuntamiento, las aduanas, cuatro puentes, escuelas, hospitales, 90 iglesias y la catedral de San Pablo, y dejó sin hogar a 80.000 personas, la sexta parte de la población local, el entonces rey Carlos II invitó a los arquitectos y urbanistas a presentar planes de reforma y reconstrucción.

Aunque la premura era necesaria, se lo tomaron con calma —mientras, para contener la rabia popular, torturaban, juzgaban y ahorcaban a un simplón relojero francés bajo la falsa acusación de haber iniciado el fuego por orden del Papa de Roma—.

Proyectos empantanados (excepto las iglesias)

Al menos dos arquitectos, ambos de la hidalguía nobiliaria, John Evelyn y Christopher Wren, hicieron su trabajo y redactaron planes para el trazado urbano de un Nuevo Londres, pero los proyectos, que partían de la idea de la tabula rasa y la reconstrucción a partir de cero, se quedaron empantanados por la burocracia, las demandas de los dueños de casas y terrenos y la falta de financiación. Eso sí, Wren reconstruyó bastantes iglesias mientras el centro de la ciudad destruido por el fuego se convertía en un conjunto anárquico y pestilente de arrabales.

En el catastrófico terremoto de Lisboa de 1755 —un seísmo de nueve grados seguido de un maremoto y un incendio, que causaron 100.000 víctimas mortales— el trabajo de reparación fue más efectivo. Aunque tuvo que intervenir el ejército para impedir a los lisboetas que huyesen y se montaron patíbulos para castigar sumariamente con la muerte las negativas a participar en el desescombro, la capital portuguesa estaba en un año libre de cascotes y se comenzaba a construir la ciudad de "manzanas grandes, calles rectilíneas y amplias avenidas" que diseñó el controvertido Marqués de Pombal.

El negocio de la reconstrucción

También en este caso importó más el borrón y cuenta nueva y el reemplazo de los trazados callejeros en desordenados y caprichosos enjambres, algunos con raíces medievales, por los modernos patrones de cuadrículas. En en tercer ejemplo histórico de catástrofe, el incendio de tres días de Chicago en 1871 —nueve kilómetros cuadrados del centro de la ciudad calcinados y 100.000 personas sin hogar—, los departamentos públicos y sus responsables actuaron con cierta diligencia, pero siempre con la idea de recomponer una nueva ciudad sobre las ruinas y con el juego de intereses económicos y negocio que conllevan las concesiones para la reconstrucción.

Una exposición organizada por el muy venerable Instituto Real de Arquitectos del Reino Unido (RIBA en sus siglas en inglés) en su sede de Londres revisa la respuesta del gremio tras diez grandes desastres naturales de los últimos cuatro siglos. Creation from Catastrophe: How architecture rebuilds communities (Creación desde la catástrofe: cómo los arquitectos reconstruyen las comunidades), hasta el 24 de abril en la Architecture Gallery del RIBA en Londres, explora las " las formas variadas en que las ciudades y las comunidades han sido reimaginadas a consecuencia de los desastres naturales".

'Cambio de paradigma'

Los organizadores se preguntan si estamos ante un "cambio de paradigma" en la forma de respuesta arquitectónica y urbanística tras las catástrofes y durante el tiempo de recuperación de la destrucción. Si en el pasado el enfoque de los proyectos y su planificación se establecían "de arriba abajo", con decisiones tomadas desde instancias oficiales que comprometían y obligaban a los ciudadanos, ahora asistimos a la implantación de un sistema inverso, con las ideas fluyendo "de abajo hacia arriba".

La exposición teje desde ese punto de vista su narrativa. "Estamos cambiando del enfoque tradicional de la tabula rasa y la hoja en blanco, con planes creados casi siempre por un único autor, a una forma de trabajo más colaborativa, basada en la experiencia, proyectada y ejecutada con materiales locales y apoyada por el espíritu comunitario", dicen los organizadores, que apuntan a un nuevo papel para el arquitecto, cada vez menos interesado en la idea de autoría y más en la labor de "facilitadores comunitarios, educadores, constructores y diseñadores".

'Disipar la energía de las olas'

Uno de los ejemplos más reveladores del cambio de tornas es el de la ciudad chilena de Constitución, sacudida por un fuerte terremoto y golpeada a continuación por un tsunami en 2010. El arquitecto Alejandro Aravena, premio Pritzker de 2016, y el equipo del estudio Elemental desarrollan en la ciudad una reconstrucción integral del casco urbano y los edificios de la ciudad. Tras encuestar a los vecinos uno a uno, decidieron poner en marcha un plan basado en la estrategia de disipar la energía de las olas introduciendo la fricción, eliminar las infraestructuras pesadas y promover la plantación de superficies boscosas.

En Darya Khan (Pakistán), una de las regiones más afectadas por las inundaciones de 2010 que sumergieron a la quinta parte del país, Yasmeen Lari, la primera mujer en licenciarse en Arquitectura en el país, trabajó con estudiantes para entrenar a los residentes locales en la construcción de viviendas de bambú, que fueron significativamente más resistentes a los posteriores desastres.

Viviendas temporales con tubos de cartón

Otros dos ejemplos de arquitectura rápida, colaborativa y de base que se presentan en la exposición son los de los edificios flotantes de NLE, que levantó dos estructuras en las ciudades nigerianas de Lagos y Port Harcourt que se adaptan a los diferentes niveles de las destructivas mareas de la zona, y las viviendas temporales, basadas en tubos de cartón y de construcción casi instantánea, que montó en Nepal tras el terremoto de 2015 el arquitecto japonés Shigeru Ban y su organización de ayuda humanitaria Red de Arquitectos Voluntarios.

Arropando a la exposición se han organizado charlas y talleres prácticos de profesionales partidarios de la nueva idea del arquitecto como mediador entre la comunidad y la técnica. Uno de ellos, el también japonés Toyo Ito, dice en unas declaraciones distribuidas por el RIBA que una zona catastrófica "donde no quede nada" es la "oportunidad perfecta para que demostremos de un modo nuevo y fresco para qué sirve de verdad la arquitectura".

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