Cuatro de los seis imputados por la 'Operación Racimo' pactan condenas que suman 11,5 años de cárcel

Los otros dos procesados mantienen su inocencia

Cuatro de los seis imputados en la 'Operación Racimo' contra el tráfico de drogas, practicada en abril de 2014 y centrada en un taller de coches en La Cistérniga (Valladolid), se han conformado finalmente con un conjunto de penas que suman once años y medio de prisión, frente a los casi treinta que inicialmente pedía para ellos el Ministerio Fiscal.

Al acuerdo se han sumado el principal acusado, Rubén A.G, jefe del taller de reparación de vehículos 'RCM', sito en el Polígono Industrial La Mora de La Cistérniga, que ha reconocido su culpa y ha aceptado cuatro años—le pedían nueve y medio—y 7.100 euros de multa; Miguel Ángel G.A, que ha pactado cuatro años y tres meses—se exponía inicialmente a ocho—e idéntica multa, así como Rodrigo F.Q. y David S.R, con condenas de un año y nueve meses y un año y medio de prisión, respectivamente, frente a los seis que solicitaba para ellos la acusación pública.

El pacto, que incluye una sustancial rebaja al retirar el fiscal el delito de pertenencia a grupo criminal, hizo innecesaria la presencia de los cuatro acusados en el juicio celebrado durante los tres últimos días en la Audiencia de Valladolid y que tuvo únicamente como 'inquilinos' del banquillo a César R.N. y Francisco S, cuyos letrados solicitan un fallo absolutorio, frente a las peticiones respectivas de cuatro años y tres meses y tres años y tres meses de privación de libertad que pide para ellos el acusador público.

La 'Operación Racimo' se produjo a primeros de abril de 2014 como consecuencia de las pesquisas emprendidas por el Grupo de Estupefacientes de la Brigada Provincial de la Policía Judicial de Valladolid, que, apoyada en escuchas telefónicas y vigilancias, llegó a la conclusión de que los seis detenidos integraban una red dedicada al tráfico y venta de sustancias estupefacientes (speed, éxtasis y MDMA).

Según las pesquisas, el centro neurálgico del grupo era el citado taller mecánico que dirigía Rubén A.G. en el Polígono de La Mora, en Las Cistérniga, y que contaba además con otras dos naves situadas en las inmediaciones y que, presuntamente, eran destinadas a almacenar la mercancía.

Rubén A.G. y Miguel Ángel G.A, contratado por el primero en funciones de administrativo en el taller, eran los encargados de supervisar y organizar las operaciones de compra-venta de droga, labor en la que contaban, como así defiende el fiscal, con la colaboración de César R.N, a quien el segundo de los anteriores cedió incluso el negocio ilícito cuando ingresó en prisión.

"MACHACAS"

El escalafón, siempre según la postura del fiscal, lo completaban Rodrigo F.Q. (alias 'Roda') y Francisco S, ambos en tareas de "machaca", es decir, de protección y contravigilancia en los alrededores del taller y las naves para detectar la posible presencia de la policía pero igualmente en funciones de distribución y entrega de sustancias, siempre según el criterio de la acusación pública.

En el caso de Francisco S, su letrado ha insistido a lo largo del juicio en que su patrocinado estaba al margen de dicho negocio ilícito y en que su labor era simplemente la de mecánico en el taller investigado, a lo que ha añadido que su nombre no ha salido a relucir en ninguna de las 149 llamadas telefónicas 'pinchadas' y que tan sólo se detectó su presencia en una de las veintiocho viligancias realizadas por la policía.

La investigación se tradujo el día 1 de abril de 2014 en la detención de César R.N. y derivó en la práctica, al día siguiente, de registros en los domicilios de éste, sito en Tordesillas, y de Rubén A.G, en Tudela de Duero, y en las tres naves del Polígono de La Mora.

En tales registros la policía se incautó de 190 gramos de cocaína y diferentes cantidades de speed, MDMA y heroína, así como de gran cantidad de sustancia de corte y objetos para la elaboración, pesaje y su posterior distribución.

Junto a ello, los agentes actuantes ocuparon distintas armas de fuego y de aire comprimido, entre ellas un fusil de calibre 22 mm, dos escopetas y un revólver, junto con diferentes tipos de munición tres armas blancas y 25 terminales de telefonía móvil.

El taller y su propietario fueron vinculados entonces con la posible manipulación de vehículos para construir habitáculos para el transporte de ciertas cantidades de droga u otros objetos pequeños, detectada en otra operación policial en la que se desarticuló por parte de este Grupo de Estupefacientes de Valladolid un laboratorio de fabricación de heroína en la localidad de Fuelsaldaña, en la que se intervinieron 20 kilos de esta sustancia y otros tantos de morfina, entre otros efectos.

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