Su calvario comenzó en 2005, cuando solicitó su integración en la plantilla del BBVA, al considerar que se estaba realizando con él una cesión ilegal de trabajador. Azertia, la empresa que le tenía contratado, lo apartó de su puesto y lo menospreció delante de sus compañeros. Dos años después, el pasado 6 de marzo un juez condenó a Azertia por mobbing y obligó al BBVA a incorporarlo a su plantilla.
La entidad justifica su despido inmediato alegando «no poder ofrecerle trabajo alguno en el departamento de informática acorde con su perfil profesional». Para Jesús López, abogado de UGT, esta medida es «indignante», y responde a una «clara represalia» por parte del banco. «No pueden alegar que no tienen trabajo para él, cuando en su propia página web y en los periódicos están demandando trabajadores con su mismo perfil», señala López.
Ahora, se enfrenta a un litigio que puede durar otros dos años, ya que ha decidido seguir adelante y denunciar al BBVA por despido nulo. Paralelamente, mantiene la demanda contra Azertia, a la que pide una indemnización por daños y perjuicios.
El peor regalo de bodas
El despido fulminante de Miguel Ángel ha supuesto un duro golpe para él, y el peor regalo de bodas que le podían hacer. Suspendió su boda en julio del año pasado ante la tensa situación laboral en la que se encontraba. Sin embargo, al conocer la sentencia del pasado mes de marzo, por la que podía incorporarse a la plantilla del BBVA, fijó su boda para hoy mismo. Miguel Ángel pasará por la vicaría con la incertidumbre de lo que pasará con su trabajo en los dos próximos años.
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