El gato, de dos años, «parece no cometer muchos errores», explica el doctor Sosa. «Parece comprender que los pacientes están a punto de morir».
La doctora Joan Teno, profesora de salud comunitaria de la Universidad Brown, que atiende a los pacientes de la clínica, quita importancia al escepticismo que generan a priori las habilidades del animal: «El gato siempre se las arregla para aparecer y siempre lo hace en las últimas dos horas. No creo que tenga facultades paranormales».
«Es posible que haya una explicación química», tranquiliza Teno, al buscar la causa de las andanzas del gato de pelaje gris y blanco que habita principalmente en el tercer piso donde viven los pacientes dementes.
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