El nivel de actividad gripal en Euskadi continúa creciendo en la segunda semana de enero, tal y como se esperaba con la llegada del frío y siguiendo la tendencia registrada en años anteriores, según ha informado el Departamento vasco de Salud.

Generalmente, las primeras semanas de año se caracterizan por el incremento en el número de casos de gripe alcanzándose, frecuentemente en este periodo, las tasas de incidencias más altas.

Según los datos ofrecidos por la Red de Médicos Vigía de la CAPV (red que se activa anualmente para la vigilancia de la gripe estacional), en la semana dos del año la tasa de incidencia registrada ha sido de 114,7 casos por 100.000 habitantes, un dato muy alejado de los picos más altos registrados en temporadas anteriores. El pasado año se superaron los 500 casos por 100.000 habitantes en el mes de enero.

Por grupos de edad, la población infantil es la más afectada, los niños y niñas de 0-4 años ha sido el grupo de mayor incidencia, registrando 508,1 casos por 100.000 habitantes.

Los análisis microbiológicos realizados confirman que los aislamientos de gripe son mayoritariamente del virus A y dentro de éste, hay un claro predominio del virus A (H1N1).

Así mismo, desde el inicio de la temporada se han registrado 12 casos hospitalizados confirmados por gripe, siete de ellos incluidos en los grupos de riesgo de vacunación y más de la mitad (57,7%) no había recibido la vacuna antigripal de la temporada 2015-16.

En cuanto a las consultas atendidas en Atención Primaria por síndrome gripal, en la semana dos se han atendido un total de 1.286 consultas, lo que supone una tasa bruta de 59,15 casos por 100.000 habitantes. Por territorios, la mayor tasa se registró en Bizkaia con 80,9 casos por cien mil habitantes, seguida de Gipuzkoa con 35,4 y Álava con 33,3 casos por cada cien mil habitantes.

RECOMENDACIONES

La gripe es una enfermedad vírica, por lo que no está indicado tratarla con antibióticos. Los antibióticos sólo deben tomarse en casos muy puntuales y siempre bajo prescripción médica. Esta enfermedad molesta, pero benigna en la población sana, no tiene tratamiento específico.

Para hacerla frente se recomienda reposo, ingesta de abundantes líquidos y antitérmicos para atajar la fiebre. En el caso de que la fiebre persista, se debe consultar con el personal médico.

Dado su alto índice de transmisión y contagio, es importante adoptar medidas higiénicas como protegerse frente a la tos y el estornudo, lavarse frecuentemente las manos o utilizar pañuelos desechables.