Las sociedades europeas contemporáneas se han modificado de forma vertiginosa en las últimas décadas. Uno de sus principales rasgos es la multiculturalidad. El fenómeno de la inmigración ha hecho necesario que se adapten legislaciones y se emprendan iniciativas para evitar que las minorías queden excluidas.

Laura Mijares, profesora de Estudios Árabes de la Universidad Complutense de Madrid, presentó ayer en un seminario de los cursos de verano de la Universidad de Cádiz (UCA) en San Roque, los primeros resultados de una investigación sobre la relación del uso del velo por parte de las jóvenes musulmanas y el abandono de sus estudios. Este informe se ha desarrollado en la escuela pública secundaria como institución que representa al Estado español y que se erige en principal defensora de la igualdad de oportunidades y de las libertades.

Los datos que ya se han extraído apuntan, según explicó Mijares, a que efectivamente las adolescentes que llevan pañuelo a su centro educativo son tratadas de forma diferente y son excluidas por la comunidad docente, aparándose en justificaciones y criterios de corte feminista.

Pero este estudio pone de manifiesto que el velo es considerado un símbolo tangible de esa musulmaneidad entendida en términos de agresión y de desafío a las normas de la sociedad actual. “Se consideran unas intrusas entrando en un espacio teóricamente secular y no religioso, como es el instituto”, comentó esta experta.

Además, también se refirió a la islamofobia como un fenémeno nuevo, y que no es especialmente violento contra los musulmanes, pero que es algo latente, menos percibido por el conjunto de la sociedad. Una de las características del mismo es la exclusión de personas de estas creencias religiosas de la vida económica, social y pública de una nación.

Mijares concluyó que como ocurre con otras minorías "es necesaria toda una labor de construcción de esa minoría para que determinadas prácticas excluyentes puedan ser eliminadas".

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