Cristina Castaño: "Dejé de fumar y eso me dio energía, pero me sacó muy mala leche"

  • La actriz gallega se "multivitamina" para poder compaginar la grabación de la serie de Telecinco 'La que se avecina' con su papel en el musical 'Cabaret'.
  • Cantar, bailar y actuar era su sueño, por lo que está como si le hubieran "regalado una casita de muñecas", aunque sabe que será "un año de entrega absoluta".
La actriz Cristina Castaño, caracterizada como Sally Bowles para el musical 'Cabaret'.
La actriz Cristina Castaño, caracterizada como Sally Bowles para el musical 'Cabaret'.
CABARET
La actriz Cristina Castaño, caracterizada como Sally Bowles para el musical 'Cabaret'.

La talentosa actriz pelirroja interpreta a la mítica y sexy Sally Bowles en Cabaret, el musical que se representa en la Gran Vía madrileña. Además, rueda los nuevos capítulos de la comedia La que se avecina (Telecinco), que estrena capítulos próximamente.

Se mete en la piel de un personaje mítico, ¿ha visto a sus antecesoras?

Sí, me he visto todos los Cabaret habidos y por haber, no sólo el libreto cantado, sino interpretado.

¿Cómo ha evolucionado Sally a lo largo del tiempo?

Más que evolucionar lo que hay son diferentes versiones de ella. Por ejemplo, la Sally del libro es una chica con un gran carisma, con un gran encanto, pero que no cantaba bien, que berreaba, pero a la que la gente le encantaba ver. Y eso no es lo que hizo Liza Minnelli, que cantaba maravillosamente bien. No cambia el contexto histórico o social de la obra, así que no se puede interpretar a una Sally que haga gestos de chica del Bronx del siglo XX, por ejemplo, tienes que ser respetuosa con eso. Pero lo que sí puedes darle es tu propia alma.

¿Es usted un ejemplo de actriz multidisciplinar?

Pues no lo sé (risas). Estoy encantada de poder sacarlo, porque yo desde pequeñita canto y tener la oportunidad de hacerlo en este espectáculo es un sueño. Puedo cantar, actuar y bailar, es como si me hubieran regalado una casita de muñecas.

Compatibiliza la grabación de La que se Avecina con Cabaret, ¿de dónde saca la energía?

Bueno, dejé de fumar, antes de empezar el musical. Lo tenía claro porque era una gran responsabilidad y no quería que el tabaco me quitara ni energía ni calidad de voz. Y me estoy multivitaminando (risas). Además estoy siendo muy militar en el sentido de irme a dormir temprano y de organizar el tiempo. Va a ser un año de entrega absoluta al trabajo.

¿Y lo de dejar de fumar no le ha dado estrés extra?

Me ha dado energía pero me ha sacado muy mala leche. Estoy descubriendo una nueva Cristina... además coincidió con los ensayos. Ahora que lo pienso no sé si fue del todo prudente la decisión (risas).

Estrenar en Gran Vía está al mismo nivel que estrenar en Broadway?

Para nosotros Gran Vía es nuestro Broadway, así que estar en un cartel en Gran Vía está al mismo nivel. Ahora, el referente Broadway y Londres siguen siendo un referente aunque aquí hemos crecido mucho en muy poco tiempo, aunque aún tengamos mucho por crecer.

Ahora los cabaret son mucho más explícitos...

En éste, que no es un cabaret como tal, nos permitimos ciertas licencias para que pueda venir a verlo todo tipo de público, porque si no, estaríamos siendo muy puristas con lo que es un cabaret. No todo el mundo querría ver eso y en la historia original tampoco es tan explícito.

Sally Bowles es una mujer desinhibida, ¿con qué se desinhibe Cristina Castaño?

Estar con amigos, salir de fiesta, bailar, desparramar... Y a diario, el teatro es una gran terapia, mis personajes me ayudan mucho a desinhibirme. Y además, ir al cine o al teatro, eso me ayuda a evadirme, cuando me sumergen en otra historia.

¿Y le alivia no ser usted la que tiene la tensión de estar en el escenario?

Sí, pero cuando estoy viendo un personaje que me gusta, me imagino yo haciéndolo... (risas).

¿Y algún personaje al que le haya cogido manía?

No, pero sí puede pasar que haya personajes que adorándolos, los lleven por un sitio que a ti no te gusta, cuando le escriben cosas que no te encajan. Todos los personajes tienen un ciclo de vida. Con La condesa de Barcelona, que interpreté en El Príncipe Travestido, me di cuenta de que había llegado a su ciclo de vida, que le había aportado todo lo que podía, que no podía contar nada más con él. Tú tienes que aportar a los personajes, pero los personajes también a ti. Cuando has aprendido todo lo que un papel tenía que enseñarte y tú le has dado todo, tiene que acabar la relación con ese personaje.

¿Y dónde está la frontera entre lo artesanal de hacer un personaje con lo mecánico de que sea igual en cada función?

Tienes que hacer los mismos movimientos, decir el mismo texto, transmitir la misma intención... pero todos los días no tienes el mismo estado de ánimo y si te fuerzas a estar en un estado de ánimo que no es real, el personaje pierde verdad. Lo difícil es conseguir contar lo que tiene que contar ese personaje, ir a donde tiene que ir, pero saliendo de lugares diferentes. Eso es una maravilla, se aprenden muchas cosas.

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