Un camelo. O cuanto menos, una oferta engañosa. Así podría definirse el supuesto ofrecimiento al PSOE, por parte del PP, de la presidencia del Congreso a cambio de su abstención en la investidura de Mariano Rajoy, según publica El País. Dicha oferta no es oficial, de hecho, ha sido desmentida "tajantemente" por el Gobierno, pero de ser cierta, sería efectivamente una suerte de trampa.

Especialmente porque, con las nuevas mayorías parlamentarias surgidas de las urnas, el reglamento del Congreso otorgaría al PSOE muchas posibilidades de ostentar ese cargo institucional, el más importante tras el jefe del Estado y el presidente del Gobierno, sin necesidad de llegar a un acuerdo previo con los populares.

El Congreso celebra su sesión constitutiva el próximo 13 de enero, fecha en que se elegirá tanto a los miembros de la Mesa de la Cámara como a su presidente. La elección de este, secreta, consiste en escribir el nombre del candidato elegido en una papeleta. Resultará nombrado el que obtenga la mayoría absoluta, para lo cual, en la situación actual, sería imprescindible un acuerdo. No obstante, si este no se da, se procedería a una segunda votación entre los dos nombres que más votos hubieran tenido en la primera vuelta.

Entre ellos, resultaría elegido el que más papeletas tuviera. Dado que los dos partidos con más diputados son PP y PSOE, con 123 y 90 de los 350 que conforman el Congreso, respectivamente, los suyos serían los dos candidatos que pasarían a esa segunda vuelta. Y en ese escenario, es bastante probable que el resto de partidos apoyen al socialista antes que al popular. Incluso si Ciudadanos decidiese dar sus votos a la opción del PP, seguiría ganando la opción socialista si tiene el voto a favor de buena parte del resto de partidos (Podemos, PNV, ERC, DiL, UP-IU, Bildu y CC), algo que sucedería casi con toda seguridad.