La Fiscalía de Granada ha mantenido este lunes su petición de internamiento durante un periodo máximo de cuatro años para un hombre acusado de retener durante dos días en su vivienda de Escóznar (Granada) a su madre y a su pareja sentimental, a las que propinó diversos golpes, patadas y puñetazos durante un brote de la esquizofrenia paranoide que padece.

El Ministerio Público le acusa de delitos de violencia doméstica, de violencia en el ámbito familiar, de detención ilegal, y de atentado y de tres faltas de lesiones, aunque con la eximente completa de trastorno mental crónico, por lo que pide que sea internado en un centro adecuado a su alteración psíquica, para que reciba adecuadamente el tratamiento necesario.

El procesado ha dicho no recordar qué sucedió entre los días 21 y 23 de marzo de 2014, en los que sucedieron los hechos, aunque sí que agredió a su madre y a su pareja. Ha reconocido que llevaba tres o cuatro meses sin tomar la medicación para la esquizofrenia que padece cuando se produjo la agresión y que por entonces consumía cannabis, una suma de factores que le hicieron sentirse "mal".

Tanto la madre como la pareja del acusado, que aún sigue siéndolo, han relatado cómo el inculpado las encerró en su propia casa, en Escóznar, las amenazó de muerte y las agredió en varias ocasiones. Los guardias civiles que acudieron en su ayuda han indicado además que también fueron agredidos con un palo por el acusado, que les dijo que tenía que matar a su madre y novia para "exorcizarlas".

La forense que lo ha atendido en varias ocasiones ha explicado al tribunal que el inculpado sufre delirios que le llevan a actuar de forma violenta, a pensar que las personas que tiene a su alrededor les están envenenando o quieren perjudicarle, e incluso a tener alucinaciones con supuestos demonios. Por ello, la experta considera que necesita un seguimiento médico estricto para evitar el descontrol del enfermo.

Según la Fiscalía, los hechos se remontan al 21 de marzo de 2014, cuando el acusado quitó el móvil a su pareja y a su madre y las llaves del domicilio, cerrando la puerta con llave y no dejándolas salir hasta el 23 de marzo.

Ese día, el procesado se dirigió a su madre y "con ánimo de atentar contra su integridad física" se abalanzó sobre ella, la agarró del pelo y la lanzó contra la pared. Acto seguido comenzó a darle puñetazos y patadas por todo el cuerpo, causándole diversas lesiones.

Seguidamente se dirigió de forma agresiva a su pareja sentimental y le dio un puñetazo en la boca, y le lanzó luego una silla en el brazo izquierdo.

Fueron los vecinos los que alertaron a la Guardia Civil que, al observar desde una ventana de la vivienda a las dos mujeres con lesiones y sangre, "y el estado de alteración y violencia del acusado", el cual no atendió la petición de los agentes de que cesara en su actitud, decidieron acceder a la vivienda.

Una vez en su interior, el acusado se dirigió con un palo a los agentes y les golpeó, causando lesiones a varios de ellos antes de que lograran detenerle.