Los vigueses no estamos muy concienciados con eso de tener limpio el mar y poder disfrutar de un paseo por nuestra ría sin que huela mal o floten por su superficie papeles, latas, cartones y demás desperdicios.
Las dársenas se limpian cada cuatro o cinco años; la última vez fue en 2005 y según los servicios de limpieza se recuperan "cosas muy raras" del agua: "una vez llegamos a sacar una vaca", aseguran.
Pero además de animales muertos, el fondo portuario es también el depósito de carritos de la compra, inodoros, sillas de bebés y otros miles de cachivaches que la gente tira por la borda de sus barcos de vela o bien incluso desde el paseo sin sonrojo.
Esta actitud, sumada a la basura que genera la propia actividad del puerto, con su lonja y sus amarres, convierten a la terminal en uno de los mayores vertederos de la ciudad.
Por ello, en los últimos años la Autoridad Portuaria se ha puesto las pilas y ha logrado montar un sistema de reciclaje más efectivo, gracias a la recogida selectiva.
De hecho, el puerto ya recicla el 70% de los residuos que genera la actividad pesquera en sus instalaciones y que asciende a unas 11 toneladas diarias.
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