Condenan a dos años de cárcel a un hombre que intentó agredir sexualmente a su mujer en Ciudad Real

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Ciudad Real ha condenado a dos años de prisión a un hombre de 40 años y natural de Guadalajara, E.R.F., por un delito de agresión sexual y con la agravante de parentesco, así como la prohibición de acercarse o comunicarse con su víctima durante un período de cuatro años.

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Ciudad Real ha condenado a dos años de prisión a un hombre de 40 años y natural de Guadalajara, E.R.F., por un delito de agresión sexual y con la agravante de parentesco, así como la prohibición de acercarse o comunicarse con su víctima durante un período de cuatro años.

Según la sentencia a la que ha tenido acceso Europa Press, el acusado —con antecedentes penales susceptibles de cancelación— reconoció durante el juicio que en la noche del 30 de abril al 1 de mayo de 2014, estuvo consumiendo diversas bebidas alcohólicas como era frecuente que hiciera, tras lo que regresó al domicilio que compartía con su esposa a la una de la madrugada.

Una vez allí, subió a la habitación de matrimonio, donde se encontraba la víctima, y le propuso tener relaciones sexuales, pero la mujer le pidió que la dejara en paz mientras le preguntaba que dónde había estado hasta esa hora, lo que motivó que E.R.F. abandonara la cama y volviera a salir de su casa, hasta que regresó a las 7.30 horas "después de haber seguido ingiriendo alcohol, hasta el punto de estar en ese momento con sus facultades de control ligeramente afectadas", recoge la sentencia.

En ese momento, E.R.F. volvió a intentar mantener relaciones sexuales con su víctima, que se volvió a negar, abandonó la cama y se bajó a la planta baja de la casa para que sus hijas menores no oyeran la discusión entre el matrimonio. El hombre siguió a la mujer hasta el sofá y, en ese momento, la empujó sobre el sofá, le rompió la ropa interior y se puso encima de ella "en un gesto claro" de proceder a agredirla sexualmente.

Sin embargo, en ese momento apareció una de las hijas del matrimonio, de 17 años de edad, que se interpuso entre su padre y le dijo que dejara en paz a su madre, evitando que el procesado consumara la agresión comenzada. La víctima y su hija subieron a un dormitorio hasta el que les siguió el agresor, que rompió la puerta de la habitación de un puñetazo.

En la sentencia, el juez tiene en cuenta que E.R.F. ha sido diagnosticado de trastorno por abuso de alcohol, trastorno adaptativo y trastorno de la personalidad Cluster B, con rasgos narcisistas y límites, lo que en principio no supone una merma en su capacidad para comprender la ilicitud de los hechos, aunque el consumo excesivo de alcohol el día de los hechos mermó su capacidad volitiva y de control de sus impulsos.

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