Tres días de Euskal porno

El porno es duro. En el minuto cinco del espectáculo de Barbara Vamp, sus pechos relucían con el flash de las fotos.

Estaba sudando. Subía y bajaba por una exigente barra vertical. Después se despojó de su ropa, cogió una vela y dejó caer cera incandescente sobre su lengua estirada. Cerró los ojos bruscamente. Se estaba quemando.

Cuando Luna ya se había quitado la falda en el ecuador de su show, tuvo que emplearse a fondo con unas manos obscenas. Tenían la piel velluda y las venas grises y dilatadas. Eran de un jubilado tratando de exprimir el momento. El lenguaje corporal de Luna denotaba incordio.

Y abajo: “No me puedo creer que se me acabe ahora la puñetera batería”, decía apurado un veinteañero del público con cámara digital. Justo cuando Luna le decía “ven, ven” con el dedo. El porno es duro.

Muy duro, en un lugar como Euskadi, donde dicen, el sexo falla. Pero el porno, no. Unos 9.000 asistentes han acudido al primer salón erótico de Euskadi, denominado Euskalsex, y celebrado en Bilbao desde el pasado viernes hasta el domingo. "Queremos normalizar el sexo entre los vascos”, apunta Carlos Resa, organizador del evento. El País Vasco es la segunda comunidad que menos practica el sexo, según las encuestas.

En esa labor de normalización se emplearon a fondo Barbara Vamp y Luna. Junto a ellas, el recinto bilbaíno de Euskalsex, La Casilla, ha quedado este fin de semana lubricado con 150 espectáculos porno en vivo, 40 actores y actrices del cine sin ropa, clases de striptease para los balas y concursos escatológicos.

Sí. El sábado se disputó el certamen Garganta profunda. A ver quién se metía más fragmento de salchicha en la boca sin doblarla. Aquí participó el público, ellas y ellos, con premio en metálico para quien tuviera fauces más hondas. Por cierto, en las pelis esto se hace con trampa.

Y llegó Cicciolina, y tuvo que decir que quería la paz en Euskadi. “Y también amor”. Claro que dicho con labios dilatados y pechos neumáticos, a ningún presente se le escapó que se refería más bien al coito. “Los chicos vascos son muy majos y muy sonrientes”. No sale de su papel ni un instante.

Entre espectáculo y espectáculo, el asistente puede pasearse por la decena de stands con oferta porno. Artilugios para intensificar (o no) el placer sexual, literatura erótica, viajes para solteros, pubs de intercambio de parejas

También es posible beber alcohol o fumar, que en Euskalsex se puede. Claro, porque ligar, más bien poco. Dicen que el hombre se excita por la vista, y la mujer por el oído. Pues bien. En Euskalsex, espectáculos visuales, a tutiplén. Y buenos. Pero comentarios astutos, de éstos que cautivan, nada de nada. “Uh, uh, uh”, brega el público.

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