El autobús de la línea 7 es el encargado de comunicar la pedanía de La Albatalía con el centro de la ciudad, en un contraste que pasa de las retenciones en la calle Sagasta a los estrechos carriles de la pedanía de La Albatalía.
A las 12.30 horas subo puntual en la parada del Palacio Almudí, con muy pocos pasajeros. Poco después, el bus enfila la calle Sagasta y se encuentran los primeros problemas por los coches en doble fila y las obras de un edificio. No será la única vez que tropecemos con las máquinas y operarios ya que unos minutos más adelante se encuentran obras frente al Museo Salzillo, en San Andrés.
«En este tramo siempre tenemos cierta demora», comenta el conductor. Tras pasar por el barrio San Basilio el bus llega a La Albatalía, con carriles muy estrechos en los que el chófer tiene que conducir más lento y tener cuidado con el sentido contrario.
Los carriles, llenos de resaltos, son una tortura para el conductor. Pero, además, «tenemos que sortear las mesas que los bares ponen en la calle», comenta.
Tras dejar la pedanía, el bus realiza el recorrido inverso y regresa al Palacio Almudí. Antes de llegar tiene que parar tres minutos por un coche que carga fruta en la puerta del Mercado de Verónicas. «Es lo habitual en este trayecto», dice. Nuestra nota: 4.
Lo que opinan los pasajeros
Rosa María Cárceles
«Vivimos en la Senda de Granada y cuando lo cogemos no solemos tener ningún problema. Además, se está cómodo y no suele ir muy lleno».
Carmen Requena
«No lo cojo mucho, pero creo que va bastante bien este autobús. Hoy hemos subido con 15 minutos de retraso en la parada, pero suele ser puntual y no llegar tarde».
Comentarios
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