La Catedral de Valencia acogerá este viernes, por cuarto año consecutivo, la representación del Canto medieval de la Sibila valenciana, un drama paralitúrgico que hasta el siglo XVI se escenificaba la noche de Navidad en diferentes catedrales de España, según ha informado el Arzobispado en un comunicado.

El Canto de la Sibila, que tendrá lugar a las 19.30 horas, será interpretado por el grupo valenciano Capella de Ministrers con las réplicas de los instrumentos que aparecen en los frescos de los ángeles músicos sobre el altar mayor de la Catedral, del año 1472.

También cantará la Coral Catedralicia y actuarán como solistas la mezzosoprano del Cor de la Generalitat Valenciana Pilar Esteban y representando a la Sibila el niño de la Escolanía de la Basílica de la Virgen de los Desamparados de Valencia Alejandro Estellés, han concretado fuentes de la organización.

Igualmente, participará el grupo de teatro 'Assaig' y la Associació d'Amics del Corpus. Previamente al Canto, los Campaners de la Catedral de Valencia realizarán a las 19 horas el llamado 'Toc a Maitines', toques manuales de Maitines de la Consueta de 1527 del archivo catedralicio.

Según el presidente de las comisiones diocesanas de Liturgia y Patrimonio Histórico y Artístico, Jaime Sancho, este año la Catedral ha habilitado 12 pantallas de televisión situadas en las naves laterales y en la central desde las que se podrán ver toda la representación que será grabada por tres cámaras de alta definición. Asimismo, ha destacado que la representación incluirá por primera vez la música del órgano de la Catedral después de ser restaurado durante tres años.

El Canto de la Sibila es un concierto organizado por CulturArts, el Vicerectorado de Cultura i Igualtat de la Universitat de València, la Diputación de Valencia a través del Museo de Etnología y el Cabildo Metropolitano de la Catedral.

Esta representación del nacimiento de Jesucristo fue implantada por el rey Jaime I en el siglo XIII tras la conquista de Valencia, pero desapareció tras el Concilio de Trento y sólo se conserva en las ciudades de Mallorca, cuya representación fue declarada en 2010 Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, por la Unesco, y en Alguer (Cerdeña), que perteneció a la corona aragonesa.