Los datos epidemiológicos acumulados este año, entre el 1 de enero y hasta el pasado 14 de julio, indican que en Castilla y León se han confirmado veinte casos de tularemia, según los datos facilitados por fuentes del Gobierno regional.

Así, se han confirmado un caso en Burgos, dos en León, doce en Palencia, uno en Valladolid y cuatro en Zamora.

Sobre los antecedentes de riesgo, detectados tras las encuestas epidemiológicas realizadas por los Servicios sanitarios de la Junta, en los casos confirmados, los resultados revelan que tres casos tienen su origen en la manipulación y despellejamiento de liebres; uno en la manipulación de cangrejos de río; cuatro por paseos frecuentes por el campo; dos por contacto con el ganado; tres por contacto con alfalfa, paja o estiércol; dos por contacto con roedores (ratones o topillos); uno por heridas en la mano causada por una planta y otros ocho casos están aún en estudio.

En varios casos, cuatro en concreto, se han dado más de un tipo de antecedente al realizarse las encuestas epidemiológicas.

La tularemia es una enfermedad endémica en la región, de declaración obligatoria no urgente, que se manifiesta con brotes epidemiológicos y ante la que la información y la adopción de medidas sanitarias preventivas por parte de los ciudadanos es la mejor medida de Salud Pública.

Precisamente, la Junta distribuirá 160.000 folletos preventivos que que hacen especial mención a medidas como evitarse el contacto con animales muertos, enfermos o con comportamientos no naturales; el consumo de aguas no controladas sanitariamente; usar ropas protectoras y repelentes, para evitar picaduras de insectos o garrapatas, así como guantes y mascarillas cuando se capturen animales, se manipulen o éstos se retiren y no permitir que los niños toquen animales muertos.

Asimismo, se recomienda que la carne de los animales silvestres se consuma perfectamente cocinada. La congelación no inactiva el agente responsable de la tularemia.